ARTÍCULO:
“Brexit: El año que los británicos vivieron peligrosamente”
Carlos Fresneda, El Mundo, 23 de junio de 2017.
ANÁLISIS:
Reproducimos aquí este artículo como ejemplo de noticia positiva para demostrar que se puede escribir sobre terrorismo, seguridad y política sin utilizar terminología incorrecta, innecesaria ni sensacionalista.
Al describir a los terroristas y criminales, no se alude a sus posibles confesiones religiosas. Se utilizan expresiones como “terrorista suicida”, siendo estas comprensibles y no haciendo una asociación directa entre una religión y actos terroristas.
TEXTO ARTÍCULO:
“Brexit: El año que los británicos vivieron peligrosamente”
Cuatro atentados en cuatro meses.
Tres citas con las urnas en un año. Una tragedia con decenas de muertos en el corazón de Londres… Y el accidentado pistoletazo del Brexit, en medio de síntomas cada vez más evidentes de la ralentización de la economía, de la perpetua inestabilidad política y de un creciente malestar social.
«El estado de ánimo del país es muy sombrío», fue el atinado diagnóstico de la Reina esta misma semana, a punto de cumplirse el primer aniversario del referéndum de la Unión Europea. He aquí una recorrido fugaz por este año vivido peligrosamente, con la incertidumbre de si por fin se cerrará el círculo nefasto o si, por el contrario, el Reino Unido seguirá atrapado en la espiral autodestructiva.
El asesinato de Jo Cox.
Fue el primer «shock» que recibió el país, el 16 de Junio del 2016, seis días antes del referéndum de la UE. La diputada laborista moría acribillada y acuchillada salvajamente por Thomas Mair, un «lono solitario» vinculado con organizaciones de ultraderecha. El suceso dejó paralizado el país durante dos días. Pero la campaña se reactivó como si nada y los británicos pasaron de hoja con pasmosa frialdad.
El gran batacazo.
Unos lo vieron venir, muchos se siguen resistiendo a creerlo. El Brexit ganó en las urnas el 23-J por el 52% de los votos frente al 48% . «La voluntad del pueblo británico debe cumplirse», sentenció David Cameron en el momento de su dimisión, un día después. Quedó abierto el concurso por la sucesión, que cobró de entrada los ribetes de una tragedia de Shakespeare: el favorito, Boris Johnson, cayó apuñalado por Michael «Bruto» Gove.
«Brexit means Brexit».
La alfombra quedó tendida para la enigmática secretaria de interior, Theresa May. Durante la campaña, sin excesivo entusiasmo, defendió las virtudes del «remain». En su primera aparición en Downing Street, el 11 de julio del 2016, cuando aún se la comparaba con Margaret Thatcher, se cubrió de hierro con una frase para la posteridad: «Brexit significa Brexit».
La amenaza de Lancaster.
La premier eligió a conciencia el ampuloso escenario e invitó para la ocasión los medios europeos para que tomaran nota. El 17 de enero del 2017 se confirmó el viraje al Brexit «duro». May anunció su voluntad de sacar al país del Mercado Único para poner fin a la libertad de movimientos y controlar la inmigración. Con una última amenaza lanzada a Bruselas: «Una falta de acuerdo será mejor que un mal acuerdo».
El susto de Westminster.
El 22 de marzo, el británico Khalid Masood se lanza a toda velocidad con un coche por el puente de Westminster, arrolla a decenas de viandantes y logra entrar después en el recinto del Parlamento. Allí acuchilla a un agente y muere a disparos de la policía, Cuatro muertos y más 50 heridos fue el balance del primero de la trágica serie de atentados terroristas.
El gatillo del Artículo 50.
Seis días después, con el país conmocionado aún por el ataque a los pies de Big Ben, Theresa May estampa finalmente su firma en la carta que al día siguiente llegará a Bruselas: «Entendemos que habrá consecuencias por el hecho de que el Reino Unido deje la Unión Europea«…
Elecciones anticipadas.
El 18 de abril, a la vuelta de sus vacaciones en Gales, Theresa May sorprende a propios y extraños con la convocatoria de elecciones generales anticipadas. Después de haberse negado rotundamente, alegando que el país necesita «estabilidad», la premier se desmarca con uno de sus ya clásicos volantazos. Su intención, dice, es acabar con las divisiones parlamentarias y lograr un mayor apoyo para hacer del Brexit «un éxito». Se fija la fecha del 8 de junio, apenas un mes después de las elecciones locales.
La tragedia de Manchester.
El 22 de mayo, el terrorista suicida Salman Abedi hace estallar la bomba en la Arena de Manchester durante el concierto de Ariana Grande. Veintitrés muertos (entre ellos varios niños) y 119 heridos fue el balance del mayor atentado en suelo británico desde los ataques contra el metro y los autobuses de Londres del 2005. La alerta antiterrorista se eleva a nivel «crítico». Ciento de soldados toman posiciones ante el temor a nuevos atentados.
Terror en el puente de Londres.
El 3 de junio, en plena cuenta atrás de las elecciones, tres terroristas siembran el horror en el puente de Londres, primero arrollando paseantes con una furgoneta y después acuchillando sin piedad a quienes se interponían en su camino. Ocho personas resultan muertas (entre ellos, el español Ignacio Echeverría) y 48 heridas, antes de que la policía logre abatirles a tiros a la salida del Borough Market.
«Debil y tambaleante».
Casi un año después del referéndum, los británicos dan una nueva sorpresa a Europa y castigan a Theresa May tras una desastrosa campaña. Su rival, el laborista Jeremy Corbyn, se queda a tan solo dos puntos (42% a 40%). El Partido Conservador pierde la mayoría absoluta y la premier, que arrancó la campaña con el lema «fuerte y estable», cruza la línea del 8-J con la vitola de «débil y tambaleante».
La torre del infierno.
Cuando el país ya no daba para más sustos, arde la torre Grenfell de Londres en la noche del 13 al 14 de junio. El terrible incendio consume los 24 pisos y causa al menos 78 «desaparecidos y presumiblemente muertos». El fuego en la torre de viviendas sociales, propagado por los paneles de revestimiento inflamables, saca a la luz las lacerantes desigualdades de la sociedad británica y vuelve a poner contra la cuerdas a Theresa May.
Horror en la mezquita.
Pasada la media noche, el británico Darren Osborne se lanza con una furgoneta alquilada sobre un grupo de feligreses en las inmediaciones de la mezquita de Finsbury Park a gritos de «Quiero matar a todos los musulmanes». El país cierra filas a la hora de condenar el ataque de islamofobia, que deja un muerto y 10 heridos sobre las calles de Londres. La atmósfera política y social en el país se hace difícilmente soportable en el arranque de las negociaciones del Brexit, el mayor reto al que se enfrenta el país en su reciente historia.