Publicado por Yusuf Fernández, en El Mundo, el 8 de enero de 2015.
Desde hace mucho tiempo, los musulmanes de todo el mundo hemos venido manifestando mediante declaraciones, comunicados y fatuas nuestro rechazo a los grupos terroristas, que como Al Qaida o el Daesh (término árabe que designa al así llamado ‘Estado Islámico’), utilizan el nombre de la religión islámica para justificar su proyecto criminal dirigido a imponer un régimen de terror a poblaciones enteras en Oriente Medio y otras zonas. En esta ocasión, el escenario de un ataque terrorista ha sido París. En otras ocasiones ha sido Nueva York, Madrid, Londres o Bali. Mañana puede ser cualquier parte del mundo.
Desde los atentados del 11 de Septiembre de 2001 hasta hoy, las comunidades musulmanas han llevado a cabo una tarea didáctica, tanto hacia sus propios miembros como hacia el exterior, para expresar el rechazo y la condena al terrorismo y dejar claro que este fenómeno supone un ataque directo a las enseñanzas del Islam recogidas en el Corán y la Sunnah del Profeta Muhammad.
Los textos religiosos son claros con respecto a este fenómeno y la defensa del carácter sagrado de la vida humana. El Corán dice: «No arrebatéis ninguna vida, la cual Dios ha hecho de ella algo sagrado, salvo en caso de justicia y ley: esto es lo que Él os ordena, para que podáis aprender sabiduría.»(Al-Anam, 151). «Si alguien mata a una persona inocente es como si hubiera matado a toda la humanidad; y si alguien salva una vida humana, es como si hubiera salvado la vida de toda la humanidad.» (Al-Maidah, 32)
Según el consenso de las autoridades religiosas, la condena que se hace en el primero de estos versículos a «los que extienden el mal» en la tierra engloba a los que cometen actos de terrorismo. Es por ello que los expertos y eruditos musulmanes nunca han tenido ninguna dificultad en encontrar argumentos sólidos para condenar el terrorismo y el extremismo. Estos puntos fueron recogidos en una fatua que emitida por la Comisión Islámica de España en 2005, con motivo del primer aniversario de los atentados del 11-M en Madrid, y que tuvo un amplio eco a nivel internacional.
La barbarie terrorista afecta a los musulmanes, ya sean shiíes o sunníes, a los cristianos y a otros grupos religiosos que han sido objeto de una clara persecución en el territorio de Siria bajo el control del Daesh, el Frente al Nusra y otros grupos terroristas. Estos crímenes se han reproducido también en Mosul y otras ciudades iraquíes. Todos ellos suponen una grave violación de las enseñanzas de la religión islámica.
Los terroristas del Daesh, Al Qaida y otros grupos similares promueven una ideología «takfiri» que supone la negación de las creencias de todos los que piensan diferente, incluyendo a la inmensa mayoría de los musulmanes a los que consideran «apóstatas». Estos terroristas derivan su ideología del wahabismo, una corriente extremista aparecida en el s. XVIII en el territorio de lo que es hoy Arabia Saudí.
Desgraciadamente, en los últimos tiempos ha aparecido el fenómeno del así llamado»yihadismo» que supone de hecho el reclutamiento de personas, tanto en los países de mayoría islámica como en los occidentales, para la lucha en países extranjeros. Este fenómeno ha crecido debido a la existencia de las redes sociales, donde se produce una proliferación de páginas y foros que promueven ese fenómeno.
Las autoridades de muchos países y las comunidades musulmanas han estado cooperando para desarticular estas redes de reclutamiento y eliminar los sitios extremistas. En este campo ha sido posible obtener éxitos, pero la labor es inmensa.
Un problema fundamental que debe ser abordado es el de la financiación del terrorismo. Durante muchos años, las redes terroristas han recibido apoyos, tanto privados como oficiales, de algunos estados árabes del Golfo Pérsico. En este sentido, los gobiernos occidentales deben dejar claro a estos países, con los que mantienen privilegiadas relaciones de tipo económico y militar, que deben poner fin a este tipo de actividades y dejar de utilizar el terrorismo como una forma de hacer política «por otros medios».
No hay duda de que al final todas las medidas militares e ideológicas darán su fruto y el terrorismo será derrotado. Con ello se pondrá fin a una lacra que azota a la humanidad y a un peligro indudable y letal que se cierne sobre el Islam y la comunidad musulmana a nivel mundial.