Portada / Material Observatorio / Análisis / Análisis temáticos / Análisis de “Este es el nuevo rostro del antisemitismo español, según expertos y judíos”

Análisis de “Este es el nuevo rostro del antisemitismo español, según expertos y judíos”

ARTÍCULO:

Este es el nuevo rostro del antisemitismo español, según expertos y judíos

En España han pervivido los mismos prejuicios de la Edad Media, aunque ahora sean otros los estereotipos de los que se sirve la judeofobia. Políticos, expertos y judíos españoles retratan su propia situación.

Publicado por Ferrán Barber en Público el 2 de julio de 2018.

 

ANÁLISIS:

1. Mostrar a las personas musulmanas como a una entidad monolítica o estática.

A lo largo del artículo, y de forma constante, se concibe y se habla de la comunidad musulmana como si fuese homogénea, incapaz de adaptarse a nuevas realidades o de alcanzar valores comunes con otras culturas. Se entiende a los musulmanes como enemigos agresivos, amenazantes, aliados del terrorismo y del choque de civilizaciones a través de expresiones tales como “llamada a la aniquilación de los hijos de Israel”, “hostilidad racista de los musulmanes españoles”, “el prejuicio más extendido entre las comunidades musulmanas” o “los inmigrantes que han recalado en nuestro país lo han traído consigo”, que a continuación analizaremos.

 

2. Uso (y abuso) de terminología incorrecta, innecesaria y sensacionalista.

Confundir ciertos términos es un error constante en las informaciones vertidas sobre el islam. Para corregirlos y hacer un buen uso de las palabras y conceptos recomendamos ver la entrada ‘La sharía y las fetuas’ de nuestro Glosario sobre el islam, en el que Luz Gómez (UAM) aclara términos mal usados en este artículo como yihad o islamista, un adjetivo cuyo uso no está justificado para referirse a las personas, a las que deben adjetivar como ‘musulmanas’ en tanto que creyentes e ‘islamistas’ en tanto que militantes políticos.

El error más grave cometido en el artículo con respecto al uso de terminología es la confusión constante entre árabes y musulmanes. La Real Academia de la Lengua Española define árabe como «natural de arabia, región de Asia; perteneciente o relativo arabia o a los pueblos árabes; y perteneciente o relativo a los pueblos de lengua árabe». Por otra parte, musulmán es aquel «que profesa el islamismo» y que es «perteneciente o relativo a los musulmanes».

En el sexto párrafo del ladillo “Protección oficial” podemos leer: «la judeofobia…se manifiesta hoy en día en nuestro país en la forma de ataque al Estado de Israel, atribuyéndole per se un carácter racista o utilizando el conflicto en Palestina para poner en entredicho incluso su derecho a la existencia».

Es evidente que hay una confusión flagrante entre antisionismo y antisemitismo. La RAE define el sionismo como la «aspiración de los judíos a recobrar Palestina como patria» y como el «movimiento internacional de los judíos para llevar a cabo el sionismo». Un antisionista, por tanto, estará en contra de esa “aspiración” por parte de Israel. Por otro lado, el antisemitismo es la doctrina o tendencia de los «enemigos de los judíos, de su cultura o de su influencia».

No es lo mismo, por tanto, ser antisemita, es decir, tener animadversión a los judíos, que ser antisionista, esto es, oponerse a la ocupación de Israel en Palestina y al sistema de apartheid que ha instaurado, “poniendo en entredicho el derecho a la existencia” de los palestinos como personas y como ciudadanos de un país.

En relación a esto, es necesario aclarar el sentido del movimiento BDS, una iniciativa surgida en 2004 de la sociedad civil palestina, inspirada en un movimiento homólogo que nació como resultado del apartheid de Sudáfrica, con el fin de aplicar al estado de Israel una campaña de boicot, sanciones y desinversión (BDS por sus siglas en inglés). Desde el propio movimiento se aclara que “no estamos contra los judíos ni contra los ciudadanos del estado de Israel, pues entre ellos hay quienes luchan por las mismas metas. Nuestro objetivo es derribar esa ideología sionista que mantiene a un pueblo prisionero en su tierra mientras la explota en su propio beneficio, al tiempo que ese pueblo permanece sojuzgado, sin derecho al agua, a la tierra ni a un destino propio como personas y como pueblo. Los objetivos del boicot son que Israel se retire de todos los territorios ocupados en 1967, incluido Jerusalén Este, que desmantele todos sus asentamientos establecidos en esos territorios, que obedezca las resoluciones de Naciones Unidas relativas a la restitución de derechos de los refugiados palestinos y que acabe con su sistema de apartheid”.

Si bien es cierto que la iniciativa ha recibido acusaciones de ser racista y antisemita, el movimiento lleva a cabo una “campaña cívica no violenta” y según informa The Electronic Intifada se han archivado al menos 20 demandas judiciales contra BDS y en algunos casos, las ciudades han retirado voluntariamente las denuncias.

Otro concepto mal empleado en el artículo es ‘wahabismo’, que aparece en la última línea del ladillo “Antisemitismo salafí”. El autor afirma que la judeofobia “no es nueva en nuestro país, al margen de que se utilice esa denominación de “neo” con fines académicos para subrayar ciertas particularidades de sus últimas manifestaciones, entre otras, las que lo vinculan al auge del wahabismo”. El wahabismo es una corriente político-religiosa musulmana que tuvo su “auge” en el siglo XVIII. Los wahabíes consideran que se ha degenerado el ideal primigenio del islam y abogan por una vuelta al origen, a los sálaf, término del que proviene “salafismo”, en el que se integra el wahabismo. Este es otro concepto mal empleado en el artículo, y para aclararlo se recomienda de nuevo consultar el Glosario del islam.

 

3. Uso de estereotipos negativos y generalizaciones. Consideración de la excepcionalidad como normalidad como en la frase del segundo párrafo “que se oiga en Palestina una proclama racista de esa magnitud no es inusual”. En el primer párrafo del ladillo “Antisemitismo Salafí” el autor del artículo pregunta: “¿es habitual que los musulmanes españoles o afincados en nuestro país muestren una hostilidad racista hacia los judíos, como pueblo, o fue este un incidente aislado?”. A la pregunta, en la que se concibe a los musulmanes como una entidad monolítica y violenta, le sigue la siguiente respuesta: “sí, en efecto, esto es lo común”. Unas líneas por debajo podemos leer: “El prejuicio más extendido entre las comunidades musulmanas es el del antisemitismo, y los inmigrantes que han recalado en nuestro país lo han traído consigo”, citando al sociólogo Xavier Torrens el texto continúa: “En Marruecos, Argelia o Paquistán es habitual que los sermones del viernes del imán contengan críticas a Israel o expresen odio y rechazo hacia el pueblo judío”.

 

4. Dramatización de la información con expresiones tales como “soflamas incendiarias”, alusiones como “quienes pedían la aniquilación de los judíos” o “es una llamada a la aniquilación”.

 

5. Incorporación de información no relevante para la noticia con potencial estigmatizador. En dos ocasiones se hace referencia al lugar de origen de un detenido “marroquí”, cuya nacionalidad es irrelevante para la comprensión de la noticia. Pese a ello, tres líneas más abajo el autor nos vuelve a recordar que el detenido es “magrebí”.

 

6. Falta de exactitud informativa:

En el tercer párrafo podemos leer que un grupo de manifestantes “mostraban su disconformidad por la propuesta de traslado de la capital de Israel a Jerusalén”. El 6 de diciembre de 2017 el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció formalmente que reconocía a Jerusalén como capital de Israel y, en consecuencia, ordenó el traslado de su embajada, convirtiéndose así en el único país del mundo que cuenta con una sede diplomática en esta ciudad, donde ninguna nación tiene su embajada debido a que, tras la anexión israelí de la parte oriental de la ciudad en 1980, la ONU llamó a la comunidad internacional a retirar sus delegaciones de la Ciudad Santa. No se trata de una propuesta de traslado sino de una decisión tomada.

En el segundo párrafo del ladillo “Protección policial”, podemos leer que el atentado perpetrado en Estambul en noviembre de 2003 fue reivindicado “por unos muchachos kurdos de la rama turca de Hezbolla”. El 15 y 20 de noviembre de 2003 estallaron cuatro coches bomba en dos sinagogas, una sucursal del banco HSBC y el consulado del Reino Unido. Los atentados fueron reivindicados por el Frente Islámico de los Caballeros del Gran Oriente (IBDA-C, en sus siglas turcas) y no el “Hezbolá turco”, una organización paramilitar islamista originaria de Turquía que no tiene ninguna relación con Hezbolá en el Líbano ni con las milicias afines en Irak. La organización se ha centrado en actividades no violentas durante los últimos 10 años.

También en “Protección policial”, en el cuarto párrafo, podemos leer que “en agosto de 2015, los organizadores del festival de reggae Rototom Sunsplash anularon el concierto del cantante judío americano Matisyahu”. Pese a que hay un enlace a través del cual el lector puede acceder a la información completa, el autor obvia en el texto el hecho de que los organizadores del Rototom emitieron unos días después un comunicado pidiendo disculpas por su posicionamiento en contra del cantante y le invitaron de nuevo a participar en Benicàssim (Castellón), tal y como estaba previsto. “Respetamos a la comunidad judía y pedimos sinceras disculpas por lo sucedido”, afirmaron en el comunicado.

 

7. Conclusiones:

En el análisis de “Este es el nuevo rostro del antisemitismo español, según expertos y judíos” es importante señalar, especialmente, el uso de una terminología incorrecta que podría interpretarse como sensacionalista. Para evitarlo, recomendamos dedicar un minuto a los diccionarios para aclarar nuestras dudas, y tener siempre cerca el Glosario sobre el islam cuando redactemos información sobre esta religión o sobre sus fieles.

El uso de estereotipos negativos y generalizaciones, la dramatización de la información y la representación de los musulmanes como un grupo monolítico agresivo y amenazante, así como las faltas a la verdad, atentan directamente contra el código deontológico periodístico y se opone a los principios del diario Público, que se autodefine como un medio “comprometido con los más débiles, con el pluralismo y la diversidad, que busca la igualdad, que tiene espíritu progresista y está regido por la honestidad, la ética y el rigor”.

 

Siempre es posible informar sobre cualquier tema desde la objetividad y el respeto como demuestran los análisis positivos que hemos hecho y que se pueden consultar en nuestra página.

 

Te puede interesar también:

COVID-19 y tratamiento informativo de la comunidad musulmana en España

Análisis de Imad Boussif, profesor de la Universidad de Murcia y columnista de  eldiario.es   Este …

Un comentario

  1. Very good post. I’m facing some of these issues as well..

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *