ARTÍCULO:
Yihadistas infiltrados como inmigrantes
Grupos terroristas que operan en el Sahel tienen entre sus planes inmediatos el envío de «combatientes» a Europa camuflados entre quienes llegan en patera a las costas españolas o saltan las vallas de Ceuta y Melilla.
Publicado por J.M. Zuloaga en La Razón, el 13 de octubre de 2018.
ANÁLISIS:
- Entender el islam y/o las personas musulmanas como una entidad monolítica o estática, incapaz de adaptarse a nuevas realidades. A lo largo del artículo, esta cuestión es una costante, dando a entender que los musulmanes son personas diferentes, separadas e independientes, no influenciadas por factores culturales y sin valores comunes con otras culturas. Expresiones como “incluyen esta vía para introducir a sus «moujaidines» en «los territorios de los infieles», como ellos dicen” llevan al lector a pensar que todos los musulmanes consideran infieles a aquellos que no comparten su religión. Esta y otras generalizaciones conforman una red de estereotipos negativos contra la comunidad musulmana que perpetúan la idea de la existencia de una sociedad dual distinta y enfrentada.
- Mostrar a las personas musulmanas como enemigas agresivas, amenazantes, aliadas del terrorismo y del choque de civilizaciones. Esta idea se perpetua desde el titular, cuyo contenido es islamófobo y estigmatizador, ya que establece una relación directa entre la inmigración y la actividad terrorista. También a través de afirmaciones como “en el viaje a través de África se produce, por la dureza del trayecto, una «selección» natural que solo superan los más fuertes y preparados físicamente, precisamente por haber tenido el entrenamiento adecuado” se da a entender que las personas migrantes que consiguen llegar a España lo hacen por haber recibido entrenamiento como terroristas.
- Entender el islam como ideología política y militar. Como explica Luz Gómez en el Glosario sobre el islam, el mal uso de conceptos como ‘islámico’ o ‘islamista’ son frecuentes. En este artículo se hace referencia a “las bandas islamistas”; como ya hemos aclarado en otros análisis, volvemos a recordar la incorrección del uso islamista en este contexto, ya que se trata de un término que designa algunas corrientes ideológicas que tienen carácter político y cuyo paradigma de legitimación es islámico. El empleo incorrecto de este término lleva a la concepción, por parte del lector, de que el islam es una ideología política y militar y no una religión.
- Utilización de la dialéctica “Ellos” contra “Nosotros”. Además de incurrir en estos tres indicadores de islamofobia establecidos en la metodología del Observatorio de la Islamofobia en los Medios, a lo largo del artículo es constante la utilización de la dialéctica “Ellos” (grupo homogéneo, primitivo, radical) contra “Nosotros” (pacíficos, educados, civilizados). La palabra Occidente, como símbolo de ese “Nosotros”, se repite hasta en tres ocasiones.
- Falta de contexto de la noticia, apostando por especulaciones estigmatizadoras. Por otra parte, la pieza informativa analizada no surge de un hecho noticioso, no relata ningún acontecimiento, hecho o fenómeno y la información que aporta carece de contexto. Además, incorpora datos y aporta información que no es relevante ni guarda relación con la noticia, cargándola de contenido con potencial estigmatizador. El secreto profesional es un derecho del periodista, y la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE) reconoce que se debe garantizar el derecho de las fuentes informativas a permanecer en el anonimato si así ha sido solicitado. En esta pieza informativa, que como ya hemos dicho carece de noticia, se alude a “fuentes antiterroristas” para justificar una información que podría calificarse como meras opiniones y, aún en el caso de que fuera una entrevista, las declaraciones transmitidas carecen de comillas, por lo que el lector tiende a pensar que, en efecto, lo que está leyendo son hechos y no opiniones. Este tratamiento informativo avoca al miedo ante una amenaza infundada, ya que no se aportan datos que justifiquen enunciados tales como “en África hay otros grupos yihadistas que en algún momento podrían intentar utilizar la vía de Ceuta y Melilla y la costa mediterránea de Marruecos para llegar a España y, por ende, al resto de Europa” o “los cabecillas de Al Qaeda y del Estado Islámico no cesan de animar a sus «combatientes» para que cometan atentados en esta parte del mundo”. Este tipo de tratamiento informativo puede servir para validar una aproximación exclusivamente securitaria de los movimientos migratorios y el discurso racista y xenófobo de los partidos de ultraderecha.
- Uso de terminología incorrecta. Como ya hemos comentado previamente con el caso del término ‘islamista’, en la noticia se incurre en varios errores factuales que tienen que ver con uso incorrecto de algunos términos y expresiones. Es el caso del concepto ‘yihad’, que como ya hemos advertido en numerosas ocasiones desde el Observatorio de la Islamofobia en los Medios, es peligroso usarlo en una noticia sobre terrorismo, ya que limita su uso o sentido al ámbito de la violencia. La yihad es un concepto de gran valor para los musulmanes definido en nuestro glosario como “la obligación doctrinal que tiene el musulmán de esforzarse por instaurar en la tierra la palabra de Dios, esto es, el islam. Es, por una parte, el esfuerzo espiritual y material del musulmán por mejorarse (conocido como ‘yihad mayor’), y por otra, el esfuerzo por mejorar lo que le rodea (la ‘yihad menor’). Para conseguirlo, la yihad va desde la persuasión oral y ejemplarizante de cada musulmán al acoso armado: es lo que se conoce como ‘yihad ofensiva’, que ha sido tan discutida como practicada a lo largo de los quince siglos de historia del islam”. Recomendamos el uso del término en minúsculas, como el de cualquier concepto relacionado con la terminología islámica.
- De la misma forma, en la noticia se habla del Estado Islámico sin indicar que se trata de una organización terrorista. Recomendamos el uso del acrónimo Daesh y desaconsejamos el uso del término Estado Islámico, y en caso de ser usado, debe especificarse explícitamente que se trata de una organización terrorista y debe ir precedido por el adjetivo “autoproclamado”. Aconsejamos también que siempre se indique de forma explícita, y preferiblemente tantas veces como aparezca el nombre de la organización, que se trata de una banda terrorista. En el caso concreto de esta noticia, esa aclaración no aparece en ningún momento. Para solventar cualquier duda sobre cómo denominar a este grupo terrorista, recomendamos la lectura del artículo ¿Qué diferencia hay entre decir Estado Islámico, ISIS o Daesh?