Publicado originalmente por Euromesco el 5 de abril de 2019.
Desde finales del siglo xx, la cuestión de los valores culturales y religiosos ha vuelto a estar en el punto de mira político. Hoy en día, numerosos actores políticos, entre ellos la UE, consideran que el diálogo y compromiso con instituciones y organizaciones religiosas es esencial para la estabilidad, la paz y la seguridad. Se han incorporado a las agendas, tanto de política nacional como internacional, mecanismos y pautas para tratar con organizaciones religiosas. El énfasis en la necesidad por el diálogo se ha acentuado de forma reciente por el fenómeno de los “combatientes extranjeros” y la nueva ola de ataques terroristas en Europa. Se han propuesto de forma gradual dos estrategias distintas, aunque interrelacionadas, que abren nuevos espacios de maniobra para que las autoridades estatales y la UE establezcan puntos de encuentro. En ambos casos, el énfasis se ha puesto principalmente en la cuestión del encuentro con el islam y los musulmanes. Diálogo y compromiso se han convertido en términos extendidos en la gramática política y diplomática de hoy.
Retos y oportunidades
Si se considera necesario dedicarle un espacio al diálogo interreligioso en el marco UE-Mediterráneo, es importante mencionar el ejercicio de diálogo desarrollado por la Fundación Anna Lindh (FAL) en 2016 a través de su trabajo y compromiso. El informe de política tuvo como objetivo señalar la brecha existente entre la retórica de la necesidad de diálogo y la elaboración de lo que es y debería aportar el diálogo en la relación de la UE con el islam y las sociedades musulmanas en la región de Oriente Próximo y el Norte de África. Futuros esfuerzos en el campo del diálogo y compromiso deberían tener en consideración los siguientes desafíos y oportunidades:
- Desarrollar una estrategia para el diálogo más matizada. El diálogo en ocasiones puede reproducir y fomentar viejas jerarquías de poder. Puede manipularse para conseguir intereses estatales. Estos desafíos solo pueden superarse reconociendo que el diálogo es donde ocurren las transformaciones y, por tanto, las iniciativas para el diálogo deben confeccionarse a mediana y pequeña escala con visiones a medio y largo plazo, evitando el énfasis en grandes eventos y conferencias.
- Ir más allá de las antiguas dicotomías. Caer en las dicotomías es uno de los riesgos más persistentes para el diálogo así como la tentación de mirar a la religión, en especial al islam, como algo monolítico. Esa dicotomía es la responsable de que siga reproduciendo la asociación conflicto-religión y en especial la asociación islam-conflicto-crisis. Es importante que aumente el nivel de conciencia respecto a que las tensiones actuales se desarrollan en su mayor parte dentro de las propias civilizaciones y culturas y no entre ellas. Ir más allá de estas categorías puede ofrecer la oportunidad de revisar las jerarquías tradicionales y avanzar al margen de las antiguas dicotomías. En consecuencia, la UE debería mostrar más interés en las iniciativas que se están desarrollando en el área, integrando sus resultados en su debate y elaboración internos.
- Aumentar la sinergia y desarrollar un vocabulario compartido. Un gran número de plataformas, instituciones e iniciativas han jugado un papel importante en la dedicación de la UE para desarrollar un mejor entendimiento del rol de la religión, así como para promover un diálogo con el islam en el Mediterráneo. Es importante una mejor coordinación de las iniciativas entre todas las instituciones y actores involucrados para que la polifonía no se convierta en cacofonía. Se debe reconsiderar la instrumentalización del diálogo interreligioso e interconfesional para evitar deslegitimar a los actores y liderazgos involucrados. Sinergia y coordinación, también en términos del léxico empleado, pueden contribuir a crear efectos positivos entre el debate dentro de Europa y su acción externa. A este respecto, un vocabulario compartido para orientar el diálogo y el compromiso es de una importancia estratégica para conseguir que la UE sea una parte activa del diálogo y no solo mediadora.
- Invertir en el diálogo con las personas. Es de una importancia estratégica abordar la religión de una manera más dinámica. Es primordial involucrarse y dialogar con líderes religiosos pero la UE debe, además, centrarse en el nivel de base, que involucra al pueblo y a las comunidades locales. El diálogo con y entre las personas puede ser muy productivo a la hora de comprender la reconfiguración actual de espacios y fronteras, tanto en política como en las sociedades. Gracias a las iniciativas de la FAL, este acercamiento y entendimiento puede desarrollarse. Una de las condiciones previas es dejar el campo abierto a las personas para que expresen lo que la religión significa para ellos en su vida diaria, más allá de la imposición de los roles en el diálogo y categorías como la del islam moderado.
- Promover proyectos colaborativos. El diálogo interreligioso e interconfesional debe involucrar a los individuos y concentrarse a nivel local, involucrándolos en proyectos colaborativos para asegurar una comunicación continuada. De esta forma, además de conocer la religión del otro, se hace necesario apreciar la religiosidad del compañero en el diálogo a través de la experimentación de la pluralidad en la vida diaria. Deben desarrollarse proyectos piloto en estos campos. Este enfoque puede traer resultados fructíferos tanto en la perspectiva del diálogo con los musulmanes dentro de Europa como entre Europa y el Mediterráneo, evitando la “gubernamentalización”, la titulización y el enfoque centrado en el Estado.
Traducido del inglés por Lidia Rodríguez en el marco de un programa de colaboración de la Universidad Autónoma de Madrid y la Fundación Al Fanar para el Conocimiento Árabe.