«La islamofobia tiene sus raíces en el racismo y es un tipo de racismo» cuyas víctimas no son solo los musulmanes, sino también aquellas personas que son percibidas como tal. Esta breve definición, propuesta por un grupo parlamentario que incluye a políticos de diversos partidos británicos para acabar con lo que califican de «mal social» en Reino Unido, ha encendido en los últimos días el debate sobre el concepto de islamofobia en el país con posturas enfrentadas que plantean algunos de los argumentos más repetidos a la hora de enfrentar este problema.
De un lado, cientos de organizaciones antirracistas y musulmanas así como políticos y expertos se han mostrado a favor y lo consideran un paso necesario. Del otro, determinados sectores, también en nombre del laicismo, piensan que puede confundirse con la crítica a la religión y apelan a la libertad de expresión.