En esta crónica encontramos un ejemplo de cómo, a veces, una tentativa de narrativa alternativa se convierte en una pieza islamófoba. Aunque en el relato subyace la denuncia de la actuación de Vox con respecto a la presidencia de una mujer musulmana en una mesa electoral en Ceuta, esta información no se cuenta al lector hasta el tercer párrafo. Conforme avanza el relato informativo, el lector se aleja progresivamente del hecho que ha convertido a Latifa en noticia para acercarse a una historia sobre terrorismo, radicalización y viajes a Siria.
ARTÍCULO:
Lo que esconde la presidenta con ‘burka’ de la mesa electoral
Publicado por Lucas de la Cal y Ángeles Escrivá en El Mundo el 2 de junio de 2019.
ANÁLISIS:
- Titular con contenido islamófobo/estigmatizador.
A lo largo de estos años de análisis hemos encontrado en textos de prensa escrita tanto imágenes metafóricas como expresiones más directas que vinculan el islam y por ende a los musulmanes a un mundo oscuro, amenazador, que esconde sus intenciones, etcétera. Este titular, en el que se relaciona el burka, esto es, a la mujer musulmana y, por extensión, al islam, con ese “oscurantismo” es otro ejemplo de esa práctica común: una frase sensacionalista que busca llamar la atención de los lectores y sembrar la sospecha en el imaginario colectivo, estigmatizando a la comunidad musulmana.
- Uso (y abuso) de terminología incorrecta, innecesaria, sensacionalista.
En el titular burka aparece con comillas simples cuando es una palabra incluida en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua, por lo que no es necesario destacar ni diferenciar la palabra, tampoco con cursiva. El lector no entiende la presencia de esas comillas, que deberían ser dobles, hasta los últimos párrafos de la noticia, cuando se aclara que Latifa viste un niqab, y no un burka, que es el término usado por la formación política Vox. No obstante, ese concepto se usa a lo largo del artículo como sinónimo de niqab. Para distinguir las diferentes tipologías de velo recomendamos la lectura del artículo ‘Cómo identificar los velos islámicos’, que explica en qué consiste cada prenda.
Sería recomendable no aplazar las aclaraciones sobre el titular hasta el final de la noticia. Además, extranjerizar entrecomillando un concepto que ya ha sido aceptado por la RAE supone extranjerizar también a la comunidad parte de la cual lo ha hecho propio, en este caso la musulmana, que cuenta en España con dos millones de personas.
Takfir es un concepto islámico que se refiere a la “anatematización” o la declaración de una persona no creyente (káfir) por parte de un musulmán. No es ningún adjetivo por lo que su uso en esta frase “Latifa se casó en Melilla con un takfir”, es incorrecto.
La terminología islámica debe ser empleada con precaución y con medida. Como nos recordaba Luz Gómez en su artículo ‘La islamofobia de los números y las letras’, en el que también hacía un análisis de una noticia de prensa, “El recurso al vocabulario propio de la doctrina islámica confiere a los textos un aura de conocimiento especializado. Sin embargo, esconde una estrategia de manipulación y extrañamiento que sitúa al islam en el espacio de lo incognoscible, o cuando menos, de lo que es ajeno a la comprensión general en español. A modo de ejemplo, en las escasas cuatro páginas de los textos mencionados se emplea: sharia, yihad, kuffares, taguth, sunnah, ummah, tabligh, dawa, Alá”.
- Uso de estereotipos negativos y generalizaciones.
Ya en la entradilla de la noticia aparecen términos como sumisión o imposición, ambos conceptos habitualmente relacionados con la mujer musulmana. El punto de inflexión definitivo de la noticia comienza con la desafortunada afirmación “lo que se desconoce es que su historia -y la de su familia- va más allá de la anécdota electoral”. En este momento la denuncia del trato discriminatorio por parte de Vox queda en un segundo plano, cobrando protagonismo una concatenación de generalizaciones y datos personales que convierten la “anécdota electoral” en una pieza informativa más sobre terrorismo. Con abundantes alusiones al entorno de radicalización de Latifa. El giro informativo incorpora información no relevante para la noticia con potencial estigmatizador, un indicador para la asignación del color ámbar según nuestra metodología. Además, destacar el hecho de que ni Latifa ni sus hermanas hayan terminado por radicalizarse es considerar lo normal como una excepción dentro de la comunidad musulmana, otro indicador para la detección de la islamofobia en las piezas informativas.
- Si en la primera mitad de la noticia el lector percibe a las personas musulmanas, especialmente a las mujeres como pertenecientes a una entidad monolítica o estática, en la segunda mitad destaca la imagen del islam como ideología política y militar y del colectivo musulmán como un enemigo agresivo, amenazante, aliado del terrorismo y del choque de civilizaciones. Destacar afirmaciones como «no me pongo el niqab por sumisión», «no fui captada, me casé por amor», o «él la acabó repudiando» refuerzan estereotipos vinculados a la mujer musulmana, que se describe constantemente como desvalida y sumisa. Por otra parte, se presenta el radicalismo como una normalidad en el islam, a través de afirmaciones como «un captador en la familia», «fue a casarse con otro fundamentalista» o «la sombra del yihadismo amenazaba a su familia». Además, la noticia termina con una descripción de Latifa como «la mujer con niqab que se enfrentó a Vox y que huyó de las redes que querían verla convertida en esposa de aquellos que quieren ver arder el mundo». Este tratamiento también refuerza la dialéctica “Ellos” (grupo homogéneo, primitivo, radical) contra “Nosotros” (pacíficos, educados, civilizados), que perjudica enormemente la opinión colectiva sobre la comunidad musulmana.
- Pese a ser conscientes de que se trata de una crónica, llama la atención que se le de voz al vecino de Latifa antes que a la propia protagonista de la información, a quien no se la entrecomilla hasta el sexto párrafo de la noticia, y en un ladillo, después de reproducir las declaraciones de Carlos Verdejo, Santiago Abascal y la delegada del Gobierno en Ceuta, Salvadora Mateos. La presencia o protagonismo de voces estereotipadas en detrimento de las voces relevantes es un indicador para la asignación del color ámbar en el semáforo de la islamofobia.
- Según el Libro de estilo de El Mundo (capítulo VIII, sobre las expresiones racistas o de supremacía étnica, social o religiosa), «las expresiones despectivas sobre etnias religiones o grupos determinados están prohibidas, y deben vigilarse de cerca aquellos casos en los que aparentemente una mención no es racista pero en el contexto resulta serlo: por ejemplo la detención de ‘gitanos’ o ‘marroquíes’ en sucesos en los que el origen de los implicados es tan irrelevante como si fuesen aragoneses, rubios o adventistas». Recomendamos a los periodistas cumplir con el código deontológico de cada medio.
Siempre es posible informar sobre cualquier tema desde la objetividad y el respeto, tal y como demuestran los análisis positivos que hemos hecho y que se pueden consultar en nuestra página.
Qué de vueltas les dais a las cosas, tanto los islamófobos como los islamófilos (que deben justificar sus subvenciones), para no tratar el tema que realmente debería importar: ¿por qué los hombres no tienen que plantearse si ponerse velo o no? ¿Por qué la «opción» de ocultar el rostro solo la tienen las mujeres en esta tradición? Pues porque el simple hecho de ser mujeres. Analize that!