Entrevista publicada en El Mundo por Vanessa Graell el
Karen Armstrong fue una monja que no podía rezar. Con 17 años ingresó en un convento, que compaginó con su carrera en Oxford. Pero esa vida no era para ella y se retiró. En el estudio de los diferentes textos sagrados, de los Upanishads de la India o de la Torá, encontró aquello que nos hace más humanos: la necesidad de trascendencia. Tras publicar 27 libros y recibir premios como el Princesa de Asturias, Armstrong advierte en El arte perdido de las escrituras (Paidós) que hemos olvidado el poder subversivo y la carga metafórica de los textos religiosos.