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La lucha de Macron contra el denominado “separatismo islamista” estigmatiza a los musulmanes en Francia

Artículo de Álvaro de Argüelles Lugo, colaborador del Observatorio de la Islamofobia en los Medios

 

El 2 de octubre, el presidente francés Emmanuel Macron anunció durante un controvertido discurso de más de dos horas que dio  en la localidad de Les Mureaux su anticipada ofensiva contra lo que denomina el  “separatismo islamista”, una “ideología” que “afirma que sus propias leyes están por encima de las de la República” francesa.

 

El objetivo del jefe de Estado galo sería, según sus propias palabras, “construir un islam de la Ilustración” y “liberar a Francia de las influencias extranjeras” a través de una polémica reforma legislativa que se presentará previsiblemente a finales de 2020 y de la que ya ha avanzado algunas medidas concretas.

 

En primer lugar, Macron quiere que la escuela se convierta en obligatoria para todos los niños mayores de tres años: “Hoy son más de 50.000  los niños que reciben educación en el hogar”. La idea es evitar que los menores entren en contacto con ideologías consideradas peligrosas y que absorban desde el inicio los valores de la República: “[los colegios] son el corazón del secularismo, donde los niños se convierten en ciudadanos”.

 

Además de los centros escolares, el foco sigue puesto  en las mezquitas y en los imanes propagadores del “islamismo separatista”. De entrar en vigor, la nueva ley exigirá a los predicadores la obtención de un título y la firma de una declaración de valores republicanos que, de no ser respetada, conllevaría la revocación del permiso para oficiar. Asimismo, Macron habló de unos mecanismos sin determinar para evitar que los “extremistas” den “golpes” (putsch) en las mezquitas y se hagan con su control: “[el objetivo] es evitar que se aprovechen de las debilidades de nuestras propias reglas para tomar el control de las asociaciones culturales y las mezquitas”.

 

El presidente francés anunció que toda asociación religiosa que solicite una subvención pública deberá igualmente firmar una “declaración de laicidad”, y que la ley especificará los criterios conforme a los cuales estas podrían ser disueltas. Finalmente, el Estado concederá diez millones de euros a la Fondation de l´islam en France (FIF), una entidad fundada en 2016 y dirigida por Ghaleb Bencheikh, para que construya un islam “plenamente compatible con los valores de la República”.

 

Aunque el acto se enmarcó en el quinto aniversario del atentado contra Charlie Hebdo, bien podría contextualizarse en el giro a la derecha que el Gobierno de Macron protagoniza desde este verano, cuando el político conservador Gérald Darmanin se unió al Ejecutivo como Ministro de Interior. Darmanin, protegido del ex presidente Nicolas Sarkozy, insiste en hablar de crimen y del “asalvajamiento” de Francia, a pesar de que, según los datos oficiales, los índices de criminalidad han descendido en los últimos años. A nivel internacional, el discurso coincide con la ofensiva diplomática, económica y militar francesa contra los Hermanos Musulmanes y Turquía por su creciente presencia en el Mediterráneo y el continente africano.

 

Como era de esperar, el discurso de Macron ha sido recibido con rechazo por gran parte de la comunidad musulmana en Francia. En un comunicado, el Collective Contre l’Islamophobie en France (CCIF)  ha acusado a Macron de atacar la libertad de conciencia y la libertad de educación: “En democracia, una ley contra una corriente política es una ley antidemocrática”. El CCIF ha respondido lanzando en las redes una campaña bajo el hashtag  #LeVraiSeparatisme (el verdadero separatismo), que es el que representaría el propio Macron al menoscabar el espíritu democrático de la República: “Más que un universalismo republicano, lo que propone es un uniformismo identitario”; “Se trata un discurso bélico, esta vez sostenido con una sonrisa, que, en lugar de imponer directamente un proyecto de sociedad, establece una policía del pensamiento, alimentando más la separación y la discriminación”.

 

Por otro lado, más de cien prominentes musulmanes franceses han pedido en una carta abierta al Presidente que “deje de estigmatizar” a la comunidad, en especial a las mujeres y a las personas de clase obrera: “Detenga la escalada de debates vacíos en los medios y en la política. Detenga el linchamiento de cualquier persona, musulmana o no, que no suscribe los mensajes racistas que se han hecho  omnipresentes en nuestras pantallas”.

 

Nagib Azergui, fundador del partido Union des Démocrates Musulmans Français (UDMF), ha criticado las palabras de Macron  por crear “un vínculo directo entre los musulmanes, el terrorismo y la radicalización”. Según Azergui, Francia sufre un estado de vigilancia en el que “la gente llama a la policía para denunciar que su vecino se ha dejado barba o lleva velo”. Para Chems-Eddine Hafiz, rector de la Gran Mezquita de París, la radicalización es solo el resultado del abandono sistemático que ha sufrido la comunidad musulmana por parte el Gobierno francés.

 

Según los datos del CCIF, al menos 2000 incidentes islamófobos ocurrieron en Francia sólo el pasado 2019. Este colectivo ha iniciado una recogida de firmas para frenar el proyecto de Macron, una campaña contra la islamofobia que ya cuenta con cerca de 19.000 apoyos.

 

Imagen de Luc Viatour (Wikimedia Commons)

 

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