Artículo de Suleiman Mourad* publicado originalmente por Twist Islamophobia el 10 de septiembre de 2021
En el siglo XIX, impresionados por la modernidad europea y sus logros, los intelectuales del mundo musulmán se dividieron en tres corrientes. Por un lado, los secularistas como Mirza Aqa Khan Kermani en Irán y el movimiento de Mustafa Kemal Atatürk en Turquía consideraban al islam responsable del atraso de los musulmanes. Poco a poco abandonaron la religión y adoptaron el pensamiento y la vestimenta occidentales.
Los modernistas como Jamal Al-Din Al-Afghani (Irán) y Muhammad Abduh (Egipto) abogaron por las reformas, pero manteniendo las ideas “fundamentales” del islam. Estos autores, sin embargo, discrepaban sobre la naturaleza de estas ideas fundamentales y sobre las reformas que debían emprenderse.
Por su parte, los fundamentalistas musulmanes, como Rashid Rida en el mundo árabe o Aboul Ala Maududi en el sur de Asia, insistieron en que el islam era perfecto y atemporal. Si los musulmanes tenían problemas (económicos, políticos, militares, etc.) era su culpa, porque no se adherían estrictamente a las enseñanzas del islam.
Cada una de estas tres corrientes inventó una edad de oro, igual que hicieron los europeos durante el Renacimiento. Los secularistas se remontaron a los tiempos preislámicos, buscando modelos en los que basar sus fantasías modernas. Los modernistas recogieron fragmentos históricos de los orígenes del islam y los convirtieron en manifiestos emancipadores. Los fundamentalistas se centraron en Muhammad y sus compañeros, con el fin de recrear la “pureza” y el poder “transformador” de su movimiento.
Seguir leyendo el artículo completo
*Suleiman Mourad es profesor en el Smith College (Estados Unidos). Es co-autor, junto con Perry Anderson, de “El mosaico del islam”, sigloXXI, 2018.