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El islam en la globalización LGBTQ: una aproximación queer a las Relaciones Internacionales

Artículo de Daniel Ahmed* publicado originalmente en la revista Relaciones Internacionales, nº 48, pp. 85-100.

 

RESUMEN

 

El objetivo de este artículo es la elaboración de un estado de la cuestión sobre el islam en el marco de la globalización LGBTQ atendiendo a las formas históricas específicas en que se constituye el conocimiento vinculado a cada uno de estos dos ejes, además de las prácticas sociales, las formas de subjetividad y las relaciones de poder inherentes a tales conocimientos desde el punto de vista de las estrategias de vigilancia, control y prohibición. Este trabajo se ha llevado a cabo a través del análisis de las dos posiciones hegemónicas de oposición entre islam y diversidad sexual y de género —una, de LGBTQfobia islamizada, la otra, de islamofobia queerizada— sobre la base de las cuales las personas musulmanas, incluyendo las LGBTQ, son subalternizadas, discriminadas y criminalizadas en la actualidad, tanto en Occidente como en los países de mayoría musulmana.

 

Este trabajo propone un enfoque queer a través del cual poner en conversación las Relaciones Internacionales y los estudios transnacionales y/o globales queer en torno a las conexiones contemporáneas entre raza, religión, clase, género, sexualidad, estado y nación desde un compromiso de denuncia contrahegemónica. Con el fin de profundizar en todas estas cuestiones el artículo está estructurado en cuatro secciones: introducción, enfoque teórico-metodológico, dos epígrafes de desarrollo y conclusiones. El apartado introductorio clarifica, desde una perspectiva antropológica crítica, la pertinencia de la reconceptualización de la religión como categoría de análisis a la hora de abordar el estudio del islam. El primer epígrafe de desarrollo, centrado en la LGBTQfobia islamizada, analiza los múltiples elementos geográficos, culturales, sociopolíticos, económicos y legislativos que componen esta problemática. El segundo epígrafe de desarrollo, dedicado a la islamofobia queerizada, profundiza en el ensamblaje del homonacionalismo y constata la consolidación de lo LGBTQ en tanto que requisito de acceso a la ciudadanía y como marcador civilizacional de la alteridad musulmana. Finalmente, en el apartado de conclusiones, se presenta un resumen de los resultados del trabajo y se pincelan algunas posibles futuras líneas de investigación.

 

 

INTRODUCCIÓN

 

La necesidad de plantear la pertinencia de reformular la religión como categoría de análisis al comienzo de este artículo está motivada por las implicaciones que la genealogía de este concepto ha supuesto en la manera en que las tradiciones no occidentales, en general, y las islamizadas1, en particular, han sido, y siguen siendo en la actualidad, conceptualizadas en gran parte de las ciencias sociales, incluyendo entre ellas la disciplina de las Relaciones Internacionales, en la que se enmarca este artículo, y los estudios queer, sobre la base de los cuales se ha conformado el enfoque epistemológico-ontológico del mismo. A este respecto, el antropólogo especialista en religión y precursor de la denominada antropología del secularismo Talal Asad (1993, p. 1) sostiene que los y las investigadoras sociales que abordan el estudio de las creencias y prácticas asociadas al islam necesitan comprender el proceso mediante el cual la religión se ha constituido en tanto que concepto y práctica en la modernidad occidental.

 

Si bien es innegable que la religión es integral a la historia moderna de Occidente, existen ciertos peligros derivados del uso de dicho término como un concepto normalizador aplicado al estudio del islam y las personas musulmanas. El propio Asad desarrolló una crítica a la definición del antropólogo Clifford Geertz (1966) del hecho religioso en tanto que sistema cultural predominante en las ciencias sociales hasta finales de la década de los 80 y piedra angular de la idea de religión como esencia transhistórica que se maneja de forma mayoritaria en Occidente. Asad (1993, p. 29) niega la posibilidad de la existencia de una definición universal de religión, no sólo porque sus elementos constituyentes y las relaciones que se producen entre ellos son específicos, sino porque esta definición es, en sí misma, el producto histórico de procesos discursivos.

 

Según Asad (1993, p. 47), la definición de Geertz es, en esencia, etnocéntrica, puesto que se basa en una conceptualización de la religiosidad moderna, privatizada y cristiana, que entiende la creencia religiosa en tanto que un estado mental compartido por las personas creyentes de todas las religiones, más que como una manera específica y contextual de creer y actuar en el mundo. Por el contrario, prosigue Asad, la religiosidad está vinculada de modo inherente a la vida social y a las dinámicas que en ella se producen. Este hecho no implica que el significado de las experiencias y prácticas religiosas hayan de ser buscadas de forma exclusiva en los fenómenos sociales, sino que su origen, desarrollo y estatus de autoridad son producto de la negociación entre fuerzas o posiciones históricamente específicas (1993, p. 53).

 

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* Doctor en Antropología Social y Estudios Árabes e Islámicos por la UAM, Máster en Relaciones Internacionales, Seguridad y Desarrollo por la UAB y Licenciado en Periodismo por la UCM. Su trayectoria investigadora explora la confluencia entre la diversidad sexo-genérica, el islam y los movimientos sociales en el marco de la globalización LGBTQ.

 

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