Artículo de Yasemin Shooman publicado en Media and Minorities. Questions on Representation from an International Perspective, editado por Georg Ruhrmann, Yasemin Shooman, Peter Widmann, pp. 136-155
Antes de que el asesino Anders Behring Breivik cometiera sus ataques el 22 de julio de 2011 en Oslo y en la isla de Utøya, que dejaron 77 muertos, subió a Internet un manifiesto de más de 1.500 páginas que envió simultáneamente por correo electrónico a más de 1.000 destinatarios. De ese modo difundió su visión del mundo, marcada en gran medida por su odio hacia el islam y los musulmanes. Gran parte del manifiesto son extractos extensos de sitios web internacionales antimusulmanes. Aunque los atentados terroristas de Breivik son un caso extremo, en los últimos años se ha observado cómo Internet desempeña un papel importante en la difusión del pensamiento anti musulmán que ese terrorista invocaba. Esto también se aplica a las movilizaciones individuo por individuo como demuestra el movimiento de protesta Patrióticos Europeos contra la Islamización de Occidente, conocido por sus siglas en alemán PEGIDA, que comenzó en Dresde en octubre de 2014. El grupo reclutó a sus seguidores principalmente a través de redes sociales como Facebook y logró sacar a las calles a 25.000 manifestantes.
En diversos medios políticos se han hecho declaraciones contra los musulmanes que han ido desde lo discriminatorio hasta lo abiertamente odiosos. Sobre las páginas web de la extrema derecha, como la del Partido Nacional Democrático de Alemania (NPD), los musulmanes son atacados como la quintaesencia del “otro” y el epítome del «extranjero». Hay que diferenciar entre estos extremistas y los grupos islamófobos que ofrecen una justificación diferente de sus actitudes, similares hacia los musulmanes en Europa. A diferencia de la extrema derecha, adoptan una postura explícita filosemita y pro-estadounidense y abanderan la democracia y los derechos humanos. Mi artículo se centra en estos grupos, que pueden clasificarse como populistas de extrema derecha. Después de las observaciones introductorias sobre las características de Internet como medio de comunicación, discutiré la orientación ideológica de los sitios web islamófobos y sus estrategias de argumentación predominantes, así como los motivos principales y concluiré con reflexiones sobre su potencial para movilizar seguidores más allá de la web.
La islamofobia como forma actual de racismo en Europa
Entre los sitios web de estos grupos de odio (llamados «sitios de odio») se hay sitios anti-musulmanes que promueven la discriminación y la exclusión de las minorías musulmanas que viven en países occidentales. En Europa, estas minorías están compuestas principalmente por inmigrantes y sus descendientes, que emigraron desde las antiguas colonias, como es el caso de Francia y Gran Bretaña, o llegaron como trabajadores inmigrantes o refugiados, como ocurre en gran medida en Alemania. Los análisis sobre el racismo indican que actualmente los musulmanes en Europa están racializados, es decir, construidos como un grupo natural y homogéneo con ciertos rasgos colectivos, generalmente negativos, relativos a su filiación religiosa y origen o ascendencia (no europea).
Según esta interpretación, los musulmanes son una minoría no integrable, los “otros” dentro de Europa. Los discursos anti musulmanes sirven tanto para estabilizar una comunidad nacional construida como para invocar una identidad occidental supranacional, que ha ganado importancia en el curso de la integración europea en años recientes. Aunque la religión a menudo sirve como marco para negociar la inclusión y la exclusión, no solo los musulmanes practicantes están sujetos a exclusión. “La identidad islámica, que en principio es religiosa y por lo tanto voluntaria, se vuelve involuntaria en cuanto se racializa a los musulmanes”, según el historiador Fernando Bravo López.