Artículo de Sarah Babiker pubicado originalmente por El Salto el 18 de noviembre de 2021
Es 21 de noviembre y un tuitero comparte por internet un par de capturas de pantalla. En ellas recupera fragmentos de un artículo viejo, de un medio bastante desconocido, donde se cita a otro más desconocido aún. El texto habla de la manada musulmana y apunta a que en algunos países se estarían: “despenalizando las violaciones por inmigrantes porque no entienden culturalmente las leyes europeas sobre violación. Para un musulmán violar herejes no es un delito: es un mandamiento de El Corán”. En otro tuit más abajo, otro afirma: “Por más voluntad que se quiera, el musulmán es inintegrable en la cultura Occidental”.
Son solo dos ejemplos de mensajes que se pueden encontrar en un vistazo en las redes sociales, que se pueden escuchar en las arengas de los líderes de ultraderecha en la península o en Europa, y que en cierto modo, permean el sentido común de gran parte de la población. Y no es algo nuevo.
“La identidad nacional española, las identidades de la península ibérica, e incluso la europea si es que existe algo llamado identidad europea se construyen a lo largo de los siglos en contraposición del islam y de los musulmanes”, explica Salma Amazian. Tanto los diversos activismos antirracistas como la crítica decolonial vienen señalando esta forma de construcción de un nosotros por oposición a un otro, recuerda esta investigadora: “esto tiene una continuidad a lo largo de la historia en forma de jerarquización racial, deshumanización del otro musulmán que podemos ver en la actualidad a través de los diferentes dispositivos y mecanismos de racismo estructural o institucional, el racismo en sus múltiples dimensiones y formas”.
Amazian dirigió el documental Es por tu seguridad. Engranajes institucionales de la islamofobia. Un proyecto de la Asociación Musulmana por los Derechos Humanos, realizado por Cooptècniques creacions i tecnologies feministes que se estrenó el pasado septiembre. En el proyecto se reflejaba de qué manera esta construcción del otro musulmán se traducía en un régimen de desconfianza hacia la población musulmana, una desconfianza que se habría aggiornado en base a la coyuntura histórica: “lo que venimos denunciando hace unos años es que en los últimos tiempos, no sé si me atreveríaa a decir desde los antentados del 11s, se ha reformulado esa forma de deshumanización o de construcción del otro”.
La retórica de la seguridad es abrazada por el sentido común mientras que las derechas, ya sin pudor, apelan al discurso de la invasión y las personas migrantes provenientes de algunos países como amenaza. “La idea del musulmán terrorista ha sido utilizada como la justificación para fortalecer las fronteras, para aumentar la violencia en frontera, y también en países que ejercen como países fronterizos”, apunta Amazian. Pero las fronteras no se quedan fuera del territorio: su violencia se hace notar en las ciudades y sobre los cuerpos que las habitan. “Especialmente en los barrios de mayoría racializada —y en el estado español hay una parte importante de la población migrante y racializada que es musulmana— te encuentras que hay una mayor presión policial”.
Amazian responde desde una plaza en el Raval, lo que dice se siente alrededor, con policías transitando de un lado a otro, también de paisano “aunque se les ve de lejos”, bromea la investigadora. “Aquí en el Raval se justifica la presencia de mossos d’esquadra, policía nacional, guardia urbana, en el hecho de que estamos en alerta 4 antiterrorista, es decir, que en teoría hay peligro inminente de un atentado terrorista”. Es difícil probar dicho extremo, pero suena cuanto menos chocante que se estime esta posibilidad. Sin embargo: “lo utilizan para justificar la represión policial, la criminalización de determinados barrios, determinadas identidades, y determinados sujetos”.