24 DE JUNIO DE 2022, por Ana I. Planet Contreras / Rafael Camarero Montesinos
A través de diversas iniciativas asociativas, la juventud musulmana aspira a eliminar los obstáculos a los que se han enfrentado y enfrentan por su condición de jóvenes pertenecientes a una minoría religiosa y a conseguir un mayor reconocimiento simbólico y material.
Una de las características más evidentes de la sociedad española es la diversidad de creencias religiosas con las que se identifican los que forman parte de ella, incluidos los jóvenes. En los últimos años han nacido por todo el territorio iniciativas y asociaciones lideradas por jóvenes que se reconocen como musulmanes y como ciudadanos. Estas asociaciones -con más de una década de trabajo a sus espaldas en algunos casos- tienen objetivos diversos y desarrollan actividades de muy distinta índole. Mientras que algunas se reconocen próximas al tejido asociativo relacionado con la inmigración, otras trabajan desde iniciativas promovidas por asociaciones religiosas islámicas o mezquitas y otras nacen y se identifican como asociaciones de jóvenes musulmanes españoles. Todas ellas están constituidas por jóvenes que se definen como musulmanes y buscan generar espacios nuevos de encuentro, de reflexión y de acción mediante actividades desligadas de la práctica religiosa cultual. Con sus actividades y reivindicaciones se hacen presentes en la esfera local y también participan en dinámicas asociativas sociales y políticas más globales.
En enero de 2021, un grupo de investigadores del Taller de Estudios Internacionales Mediterráneos de la Universidad Autónoma de Madrid iniciamos un proyecto participativo en el que, a modo de gran conversación, nos propusimos salir a conocer más de estas iniciativas y proyectos de ciudadanía. Con ello queríamos ampliar el conocimiento sobre los procesos sociales y políticos que se asocian al islam en el contexto español y hacerlo en diálogo directo con sus protagonistas. Para ello, tras realizar una primera localización de iniciativas y actividades por todo el territorio, a partir del trabajo en diferentes registros y también en internet y redes sociales, fuimos programando una serie de conversaciones en las que participaron casi una veintena de jóvenes con larga experiencia asociativa de todo el país. Estas conversaciones, que tuvieron que ser realizadas por videoconferencia, fueron grabadas y se encuentran accesibles a través de la web del Observatorio del pluralismo religioso en España. Como cierre, tuvo lugar en mayo de 2022 una gran conversación presencial en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, en la que pudieron participar jóvenes representantes de asociaciones llegados desde Barcelona, Tarragona, Málaga, Murcia, Valencia, Alicante y varias localidades de la Comunidad de Madrid, algunas de cuyas conclusiones traemos aquí.
¿QUÉ ES LO QUE MUEVE A ESTOS JÓVENES AL ASOCIACIONISMO? EL ISLAM COMO MARCO DE VALORES Y DE INSPIRACIÓN SOCIAL
Los jóvenes que promueven y lideran las asociaciones de jóvenes musulmanes en España comparten una experiencia vital -asociada en muchas ocasiones a historias familiares vinculadas con la inmigración- y coinciden en un mismo diagnóstico: se sienten diferentes a otros jóvenes de su entorno. Y se sienten diferentes porque como musulmanes sienten que no encajan en determinadas dinámicas y espacios de otros jóvenes y reconocen tener aspiraciones e intereses particulares que les llevan a buscar a gente como ellos con los que generar espacios de encuentro, formas alternativas de ocio, espacios seguros de desarrollo personal, de reconocimiento y de aprendizaje. Aunque hay algunas iniciativas ya existentes y reconocen el trabajo realizado por otros, en las conversaciones se plantean cuestiones generacionales y nuevas inquietudes que les animan a crear su espacio. Es una cuestión de inquietudes y de nuevos intereses, pero también plantean la necesidad de desarrollar relaciones más horizontales y de tener la oportunidad de generar debates más amplios en un espacio propio. Por los espacios que muchos han frecuentado de pequeños, por las mezquitas, hay un sentimiento de querencia, pero también de carencia, y tal vez de anhelo porque tenga un mayor papel adaptado al nuevo contexto. Hay también, por lo tanto, cierta crítica, aunque sutil, hacia su papel y desempeño, manteniendo también distancia de las instituciones de representación del islam en España.
Para algunas de estas asociaciones ha sido importante en su génesis la idea de generar un espacio de islam en español que responda a las necesidades e inquietudes religiosas que se les plantean como jóvenes españoles. Estos jóvenes insisten en la nula formación en cuestiones de islam que reciben en la escuela y lo poco que en estos espacios se atiende a su realidad. Reclaman que en la escuela existan más referentes, que el colectivo musulmán tenga más visibilidad en los libros de texto, en los ejemplos audiovisuales… y apuntan a que el profesorado debería formarse en la diversidad y estar sensibilizado con la pluralidad en el aula. Todos señalan también que un mejor conocimiento y reconocimiento simbólico del islam en las escuelas y fuera de ellas -a través por ejemplo de las festividades- les permitiría sentir de otra manera su diferencia religiosa. Desgraciadamente, los medios de comunicación no son sus aliados en este reconocimiento en la medida en que, en su mayor parte, generan una imagen del islam como algo extranjero y lejano, llenando el espacio social de estereotipos con los que se ven obligados a convivir.
Otra de las motivaciones que les mueve a unirse es la generación de espacios alternativos de ocio. Todas las asociaciones tienen clara la necesidad de que haya lugares alternativos de encuentro para los jóvenes que les permitan encontrarse con otros que aspiran a disfrutar de un ocio, más allá de “salir de fiesta”. Echan de menos instituciones que promuevan otras actividades distintas de las ligadas al consumo en general -factor que para los sectores sociales más desfavorecidos presenta un problema añadido- y que permita desarrollar otro tipo de valores, como el deporte. En muchas de estas asociaciones atender a los más jóvenes y procurarles espacios de crecimiento y de entretenimiento es un objetivo central, ya que la falta de lugares para este ocio juvenil les aísla y dificulta un desarrollo personal equilibrado. La idea de generar espacios de referencia donde encontrar a jóvenes musulmanes que actúen como mentores en un sentido amplio del término también los anima a embarcarse en proyectos concretos de mentoría y orientación para los estudios y el ámbito profesional, así como en talleres y actividades que, desarrollados durante su tiempo libre, les permitan tomar conciencia de su compromiso como musulmanes en temas como la ecología o el medio ambiente.
“TEJER” UNA SOCIEDAD CON OTROS
Estas asociaciones realizan, como decíamos, un diagnóstico común sobre su lugar en la sociedad española y ven necesario trabajar codo a codo con otros para, desde su espiritualidad y creencia, avanzar como individuos y como sociedad. Su ámbito de actuación es claramente local, aunque muchas de ellas ya han explorado y encuentran muy interesante la posibilidad de trabajar en redes internacionales, pues es en ese trabajo internacional donde encuentran mayor acompañamiento económico y menores dificultades burocráticas. Sin embargo, al hablar de la participación de las asociaciones en redes, muestran una escasa relación con otras asociaciones de su entorno, no contando apenas con relaciones con otras entidades autonómicas o estatales. Aunque la integración en el tejido social varía por territorios -más activa en Cataluña o en algunas zonas del Levante-, para todas es un reto abrir nuevas líneas de trabajo y colaboración con otras asociaciones que evite el trabajo en paralelo y que permita dar mayor anclaje y dimensión a los proyectos. La aspiración, pues, es conseguir una mayor integración con otras entidades e instituciones públicas o privadas. Se utiliza la palabra “tejer” con la idea de extender lazos a otras asociaciones, porque la idea compartida es la de enriquecerse, complementarse y no duplicar el trabajo.
Dentro de las dificultades para seguir tejiendo está, sin duda, la cuestión de la burocracia y de la imbricación en las estructuras de juventud existentes. En relación con la administración, se habla de un contacto mínimo que tiene que ver sobre todo con la cumplimentación de trámites administrativos, pero que lleva caminos paralelos en cuanto la asociación se pone en marcha. Esta separación entre administración y asociaciones se debe a una responsabilidad compartida. Junto a esta separación y falta de trabajo conjunto también se apunta a que en alguna ocasión no sólo han tenido la sensación de ser invisibles ante las instituciones públicas, sino que han experimentado un rechazo directo a participar o apoyar determinadas acciones. Sin duda, uno de los retos es que esa relación y participación en proyectos transversales sea más fácil.
RETOS, EXPECTATIVAS Y COMPROMISOS
Pese a la intensa actividad y numerosos proyectos de futuro en los que les gustaría embarcarse, en todas las asociaciones planea la incertidumbre y la continuidad de los proyectos. De un lado está cómo fomentar la participación de nuevos miembros en la asociación -para lo que las redes sociales es un instrumento útil- pero también lo es el carácter voluntario de su trabajo. Pese a la complejidad de muchas de las acciones que están realizando y que incluye la búsqueda de recursos para poder acometer proyectos más ambiciosos y de mayor calado en ámbitos como la asesoría, la adquisición de herramientas laborales o el acompañamiento legal, las dificultades inherentes al trabajo voluntario -que deben hacer compatible con el trabajo y también en muchos casos con los estudios y la formación- limita el tiempo disponible y es vivido como una preocupación para continuar y como un techo para sus aspiraciones como asociación.
Desde su compromiso social y reconocimiento como jóvenes musulmanes, el objetivo principal de estas asociaciones es fomentar la participación e inclusión social y favorecer la convivencia. A través de sus acciones aspiran a eliminar los obstáculos a los que se han enfrentado y enfrentan por su condición de jóvenes pertenecientes a una minoría religiosa y a conseguir un mayor reconocimiento simbólico y material que les dé más visibilidad como colectivo y ayude a reforzar la pluralidad religiosa del país, eliminando los aspectos discriminatorios y los estereotipos. La falta de reconocimiento de su diferencia religiosa en diferentes ámbitos les preocupa por lo que puede dificultar el ejercicio de sus derechos. Como jóvenes, están preocupados por cuestiones como la enseñanza religiosa islámica o la ausencia de referentes próximos, pero también por los enterramientos siguiendo la tradición y por los derechos laborales que perciben como especialmente vulnerables para las mujeres musulmanas. También se sienten muy interpelados ante el clima de intolerancia creciente que les convierte en víctimas directas o indirectas de determinados discursos de odio y de prejuicios islamófobos.
El compromiso de estos jóvenes con la sociedad a través de sus asociaciones y acciones es total. Su trabajo en favor de una sociedad más igualitaria en la que no tengan cabida discriminación o discursos de odio es quizás su mejor carta de presentación como musulmanes y como jóvenes y se muestran dispuestos a seguir trabajando y tejiendo lazos para generar entre todos un mensaje articulado que pueda servir de narrativa alternativa a los mensajes discriminatorios, que sea coherente y tenga un amplio alcance institucional y social. Conscientes de que el cambio social es gradual y requiere tiempo, insisten en seguir investigando en el diagnóstico de las problemáticas actuales y en detectar las fallas del sistema para con ello reflexionar sobre hacia dónde ir como ciudadanos musulmanes.