Artículo de Rafael DURÁN publicado originalmente en 2019 en Revista de Estudios Internacionales Mediterráneos, pp.160-185.
ar de la Universidad de Málaga.
Resumen
La actitud negativa de los españoles hacia el islam y los musulmanes está entre las más bajas de las democracias europeas. La islamofobia no aparece como un tema de confrontación en el debate
público acerca de qué es ser español, no obstante haberse convertido la nacionalidad marroquí en la mayoritaria de cuantas conforman la población inmigrante y contarse España entre los tres
Estados miembros con mayor entrada de extranjeros procedentes del Magreb y de Oriente Próximo. El objeto de este artículo es, mediante la teoría del encuadre, analizar la medida en que la prensa ha proyectado una imagen de lo islámico como algo extraño, monolítico y problemático.
Se abordan asimismo posibles variaciones en función de la ideología de los periódicos y de la naturaleza de los acontecimientos de que se informa. El estudio, empírico y longitudinal, analiza el año 2017 en su integridad. Se espera que las conclusiones contribuyan a estudios comparados.
La actitud negativa de los españoles hacia el islam y los musulmanes está entre las más bajas de las democracias europeas. La islamofobia no aparece como un tema de confrontación en el debate
público acerca de qué es ser español, no obstante haberse convertido la nacionalidad marroquí en la mayoritaria de cuantas conforman la población inmigrante y contarse España entre los tres
Estados miembros con mayor entrada de extranjeros procedentes del Magreb y de Oriente Próximo. El objeto de este artículo es, mediante la teoría del encuadre, analizar la medida en que la prensa ha proyectado una imagen de lo islámico como algo extraño, monolítico y problemático.
Se abordan asimismo posibles variaciones en función de la ideología de los periódicos y de la naturaleza de los acontecimientos de que se informa. El estudio, empírico y longitudinal, analiza el año 2017 en su integridad. Se espera que las conclusiones contribuyan a estudios comparados.
(…)
Conclusiones
Las encuestas de opinión evidencian que la islamofobia es una actitud menos extendida en España que en países afines. El Pew Research Center (2018) ha visto, por ejemplo, que es el sexto país
europeo, de un total de 34 (y el primero entre los mediterráneos), con más personas diciendo (74%) que aceptarían musulmanes en su familia. El análisis del discurso mediático español abona
la hipótesis de que bien podría ser aquel un factor coadyuvante de la actitud receptiva hacia quienes profesan el islam.
Las encuestas de opinión evidencian que la islamofobia es una actitud menos extendida en España que en países afines. El Pew Research Center (2018) ha visto, por ejemplo, que es el sexto país
europeo, de un total de 34 (y el primero entre los mediterráneos), con más personas diciendo (74%) que aceptarían musulmanes en su familia. El análisis del discurso mediático español abona
la hipótesis de que bien podría ser aquel un factor coadyuvante de la actitud receptiva hacia quienes profesan el islam.
Hemos analizado si la opinión y la actitud que la prensa tiende a conformar es islamófoba o integradora. Para ello hemos atendido a la medida en que se decanta, respectivamente, por los
enfoques excluyente vs. inclusivo, homogeneizador vs heterogeneizador y problematizador o no de lo islámico. Lo hemos hecho teniendo en consideración tanto el total de registros codificados
como los documentos en que aparecen tales registros en relación con las categorías sujeto y voces y fuentes. La tercera categoría ha sido la de los temas objeto de información u opinión, codificados como un único registro por documento.
La evidencia empírica demuestra que no hay una incitación a la acción violenta contra los musulmanes; no se trata de un discurso periodístico racista dirigido al, explícitamente contra el
otro musulmán. Sí se proyecta una imagen de rechazo hasta el punto de leerse definiciones del hiyab como “castrador velo”28 y del islam como “ideología de imposición”29. De hecho, la mayoría
de los registros de sujeto ven al musulmán como un extraño (enfoque excluyente) perteneciente a una comunidad de iguales indiferenciados (homogéneo). En consecuencia, sí existe un discurso
racista sobre, a propósito de ese otro islamizado. Ahora bien, si por una parte los enfoques del marco integrador suponen al menos una cuarta parte de la cobertura, el no-problemático iguala al
problemático. En el caso de las voces y fuentes, incluso lo supera.
En síntesis y a la luz de los datos, la cobertura española es más homogeneizadora que excluyente, si bien tiene ambas derivas islamófobas. En cambio, resulta más equilibrada en su proyección de lo islámico como problema, y de hecho tiende a no proyectarlo como tal. La pluralidad informativa se traduce, en todo caso, en pluralidad de enfoques. Queda, pues, confirmada la h2 y matizada la h1.
Tanto más es así dado que la diversidad de enfoques se ve acompañada de pluralidad de voces: institucionales y no-institucionales y tanto musulmanas como no-musulmanas. Al respecto, cabe
concluir, a) que no hay silenciamiento o exclusión ni de las voces musulmanas ni de las extrainstitucionales, y b), que predominan las institucionales y las no-musulmanas, ambas con
enfoques islamófobos, pero también aquí con excepción del problemático. Se confirman asimismo las hipótesis h3 y h4: LV aparece menos integrador que EP, pero más que ABC, de donde cabe inferir que, importando la ideología, no resulta relevante la territorialidad, en este caso definida tanto por la identidad diferenciada del territorio de referencia como por el
volumen de población procedente de países mayoritariamente musulmanes. De EP cabe añadir que es además el medio que menos islamiza contenidos, tanto por el número de piezas publicadas
como por el total de palabras de su cobertura, así como por el volumen de entradas de opinión, aspecto éste en el que de nuevo aparece LV entre el diario de izquierda y el de derecha. Respecto
del total de piezas publicadas, es reseñable que lo publicado por cada uno de ellos se reduzca a menos de un tercio de los días del año. A falta de elementos comparativos con otros sistemas
mediáticos, permite intuir voluntad por no islamizar los contenidos de la agenda pública. Abonaría la hipótesis el escaso porcentaje de noticias específicamente referidas al caso español. Queda
planteada, en todo caso, como sugerencia para futuras investigaciones.
El análisis de los temas mediatizados corrobora las conclusiones alcanzadas hasta aquí y permite validar asimismo la h5. Particularmente esclarecedora ha resultado la atención a las piezas
publicadas en el contexto de los atentados de agosto: en un momento susceptible de experimentar reacciones racistas, islamófobas, tanto EP como LV optaron por reducir la presencia del enfoque islamófobo y por incrementar la del integrador. ABC optó por un discurso algo más islamófobo que el que viniera sosteniendo (mayor en menos de cinco puntos porcentuales para cada enfoque islamófobo), pero redujo su cobertura a menos de la mitad de piezas que los otros dos diarios; así, devino más islamófobo al tiempo que, neutralizando potencialmente su impacto social, islamizó en menor medida.
Con las diferencias apuntadas entre medios y desde la diversidad de enfoques asimismo constatada, la prensa española proyecta una imagen más bien homogénea del islam y tiende a construirlo como un otro diferenciado o ajeno, extraño, implícitamente excluido del nosotros de referencia. No estaría contribuyendo a la inclusión del musulmán como parte de una realidad multicultural de la que lo islámico, asimismo plural, también forma parte. Pero tampoco puede decirse del discurso mediático que esté alimentando miedos, tensiones ni hostilidades hacia los musulmanes. Más bien aparecen estos y su religión como una cuestión que se evita, tanto por los temas y los sujetos que no se islamizan (la inmigración y la crisis humanitaria de los refugiados o los reformadores y las feministas, entre otros) como por la relevante presencia del enfoque neutro en los contenidos islamizados. Esta suerte de silencio podría ayudar a entender la ausencia de rechazo por parte de la opinión pública española, el habitus bourdieano que se estaría contribuyendo a conformar, pero podría estar implicando también una ausencia de conocimiento del igual distinto con el que cada vez se convive más en la orilla norte del Mediterráneo.
enfoques excluyente vs. inclusivo, homogeneizador vs heterogeneizador y problematizador o no de lo islámico. Lo hemos hecho teniendo en consideración tanto el total de registros codificados
como los documentos en que aparecen tales registros en relación con las categorías sujeto y voces y fuentes. La tercera categoría ha sido la de los temas objeto de información u opinión, codificados como un único registro por documento.
La evidencia empírica demuestra que no hay una incitación a la acción violenta contra los musulmanes; no se trata de un discurso periodístico racista dirigido al, explícitamente contra el
otro musulmán. Sí se proyecta una imagen de rechazo hasta el punto de leerse definiciones del hiyab como “castrador velo”28 y del islam como “ideología de imposición”29. De hecho, la mayoría
de los registros de sujeto ven al musulmán como un extraño (enfoque excluyente) perteneciente a una comunidad de iguales indiferenciados (homogéneo). En consecuencia, sí existe un discurso
racista sobre, a propósito de ese otro islamizado. Ahora bien, si por una parte los enfoques del marco integrador suponen al menos una cuarta parte de la cobertura, el no-problemático iguala al
problemático. En el caso de las voces y fuentes, incluso lo supera.
En síntesis y a la luz de los datos, la cobertura española es más homogeneizadora que excluyente, si bien tiene ambas derivas islamófobas. En cambio, resulta más equilibrada en su proyección de lo islámico como problema, y de hecho tiende a no proyectarlo como tal. La pluralidad informativa se traduce, en todo caso, en pluralidad de enfoques. Queda, pues, confirmada la h2 y matizada la h1.
Tanto más es así dado que la diversidad de enfoques se ve acompañada de pluralidad de voces: institucionales y no-institucionales y tanto musulmanas como no-musulmanas. Al respecto, cabe
concluir, a) que no hay silenciamiento o exclusión ni de las voces musulmanas ni de las extrainstitucionales, y b), que predominan las institucionales y las no-musulmanas, ambas con
enfoques islamófobos, pero también aquí con excepción del problemático. Se confirman asimismo las hipótesis h3 y h4: LV aparece menos integrador que EP, pero más que ABC, de donde cabe inferir que, importando la ideología, no resulta relevante la territorialidad, en este caso definida tanto por la identidad diferenciada del territorio de referencia como por el
volumen de población procedente de países mayoritariamente musulmanes. De EP cabe añadir que es además el medio que menos islamiza contenidos, tanto por el número de piezas publicadas
como por el total de palabras de su cobertura, así como por el volumen de entradas de opinión, aspecto éste en el que de nuevo aparece LV entre el diario de izquierda y el de derecha. Respecto
del total de piezas publicadas, es reseñable que lo publicado por cada uno de ellos se reduzca a menos de un tercio de los días del año. A falta de elementos comparativos con otros sistemas
mediáticos, permite intuir voluntad por no islamizar los contenidos de la agenda pública. Abonaría la hipótesis el escaso porcentaje de noticias específicamente referidas al caso español. Queda
planteada, en todo caso, como sugerencia para futuras investigaciones.
El análisis de los temas mediatizados corrobora las conclusiones alcanzadas hasta aquí y permite validar asimismo la h5. Particularmente esclarecedora ha resultado la atención a las piezas
publicadas en el contexto de los atentados de agosto: en un momento susceptible de experimentar reacciones racistas, islamófobas, tanto EP como LV optaron por reducir la presencia del enfoque islamófobo y por incrementar la del integrador. ABC optó por un discurso algo más islamófobo que el que viniera sosteniendo (mayor en menos de cinco puntos porcentuales para cada enfoque islamófobo), pero redujo su cobertura a menos de la mitad de piezas que los otros dos diarios; así, devino más islamófobo al tiempo que, neutralizando potencialmente su impacto social, islamizó en menor medida.
Con las diferencias apuntadas entre medios y desde la diversidad de enfoques asimismo constatada, la prensa española proyecta una imagen más bien homogénea del islam y tiende a construirlo como un otro diferenciado o ajeno, extraño, implícitamente excluido del nosotros de referencia. No estaría contribuyendo a la inclusión del musulmán como parte de una realidad multicultural de la que lo islámico, asimismo plural, también forma parte. Pero tampoco puede decirse del discurso mediático que esté alimentando miedos, tensiones ni hostilidades hacia los musulmanes. Más bien aparecen estos y su religión como una cuestión que se evita, tanto por los temas y los sujetos que no se islamizan (la inmigración y la crisis humanitaria de los refugiados o los reformadores y las feministas, entre otros) como por la relevante presencia del enfoque neutro en los contenidos islamizados. Esta suerte de silencio podría ayudar a entender la ausencia de rechazo por parte de la opinión pública española, el habitus bourdieano que se estaría contribuyendo a conformar, pero podría estar implicando también una ausencia de conocimiento del igual distinto con el que cada vez se convive más en la orilla norte del Mediterráneo.
Rafael DURÁN (2019), “El encuadre del islam y los musulmanes: la cobertura
periodística en España” en Revista de Estudios Internacionales Mediterráneos, pp.160-185.
Para acceder a este artículo: https://doi.org/10.15366/reim2019.26.010
periodística en España” en Revista de Estudios Internacionales Mediterráneos, pp.160-185.
Para acceder a este artículo: https://doi.org/10.15366/reim2019.26.010