Publicado por Samanth Subramanian en The Guardian, el 18 de octubre de 2018.
Durante tres años, Miqdaad Versi ha dirigido una quijotesca (y siempre escrupulosamente afable) campaña contra los errores sin fin y las tergiversaciones en las noticias sobre los musulmanes británicos. Pero ¿Pueden mil quejas correctas marcar la diferencia?
Las noticias sobre musulmanes en Gran Bretaña son rara vez positivas, aunque nunca pocas. Veamos estos artículos publicados en un mes normal hacia finales de 2016. En el Times del 9 de noviembre de 2016, un artículo anunciaba: “Una escuela islamista puede separar a chicos y chicas”. En el sitio electrónico de Daily Express, nueve días después: “Indignación porque menos de UN TERCIO de las naciones musulmanas firman una coalición contra el ISIS”. En la página electrónica del diario Sun, el 1 de diciembre: “SECRETO A SALVO: La mitad de los musulmanes británicos no iría a la policía si conocieran a alguien vinculado al ISIS”. Un día después en la web del Daily Express: “Los nuevos billetes de 5 libras podrían ser PROHIBIDOS por grupos religiosos porque el Banco NO PUEDE prometer que sean halal”. En ITV News ese mismo día: “La mitad de los musulmanes de Gran Bretaña no denunciaría extremismo”. Dos días después, en el Sunday Times: “Grupúsculos aislados del islam consideran Reino Unido musulmán en un 75%”. El diario The Mail el domingo, ese mismo día: “Los aislados musulmanes británicos están tan separados del resto de la sociedad que consideran que el Reino Unido es islámico en un 75% según revela un inquietante informe”. Y otra versión en el diario Sun online: “Los musulmanes británicos están tan separados de la sociedad que piensan que el 75% del Reino Unido es islámico, revela un informe”.
Ninguna comunidad del Reino Unido recibe esos torrentes habituales de mala prensa. Pero eso no es lo más chocante sobre esos artículos. Todos ellos eran erróneos. Y no solo estaban salpicados de inexactitudes. La principal premisa de cada pieza periodística (la premisa articulada en el titular) era completamente errónea.
En cada caso los periódicos tuvieron que corregir, retirar lo dicho o re-escribir las piezas. No había ninguna evidencia, por ejemplo, para sugerir que solo los grupos musulmanes estaban preocupados por la composición de los nuevos billetes, como la palabra “halal” sugería. Las historias sobre “musulmanes aislados” que están “completamente separados de la sociedad” eran todas ellas inexactas. De hecho, ese informe del gobierno había encontrado para ser precisos una escuela de secundaria cuyos estudiantes, con un número abrumador de surasiáticos, declararon al ser encuestados que el 50-90% de la población británica era asiática, “como había sido su experiencia hasta ese punto”. Contrariamente a lo que decían los titulares, el informe no encontró “grupúsculos aislados” islámicos; en realidad no hacía ninguna referencia a la religión.
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