Publicado en 2016 por Javier Ceballos Jiménez
No ser de aquí, pero tampoco de allá. Es la ineludible condición del emigrado, del expatriado, de aquéllos a quienes la vida alejó del lugar de nacimiento, del allá de dónde uno cree ser. A un nuevo lugar que –aunque acabe siendo mi lugar en el mundo– pareciera no poder disponer del mismo sentido o significado que para un nativo. Desde luego, el ser humano ha emigrado desde el momento en que se irguió sobre sus piernas pero el asunto de las identidades –y por extensión, el de las identidades colectivas, culturales, nacionales, si es que realmente existen- sigue en el centro de la actualidad; de la religión, de la política, de la literatura.