Artículo publicado originalmente por José Manuel Abad Liñán en El País el 3 de julio de 2021.
Yihad no significa solo ‘guerra santa’, pero no debe de resultar fácil traducir el concepto en español cuando la RAE se decidió en incluirlo tal cual como palabra castellana. Ese añadido al diccionario fue “un acierto” para Alejandro García Sanjuán, autor de Yihad. La regulación de la guerra en la doctrina islámica clásica (Marcial Pons Historia, 2020), un trabajo de investigación en el que rastrea las interpretaciones del concepto, trágicamente de actualidad por culpa de grupos terroristas islamistas.
“Hasta qué punto es pertinente definir ‘yihad’ como ‘guerra santa’ es algo controvertido, también en lo académico”, señala García Sanjuán, refiriéndose a la única acepción que recoge el diccionario de la Academia. Yendo a sus raíces en árabe, el término significa “esfuerzo” y es gramaticalmente masculino (“el yihad”). ¿A qué tipo de esfuerzo se refiere? La asociación con lo bélico no es gratuita, porque parece arraigarse en la tradición doctrinal musulmana. “Es cierto que ha servido fundamentalmente para definir normas y regulaciones que se refieren a la práctica de la guerra”, explica García Sanjuán. Y también es verdad que la época en la que el término se caracteriza, en la Edad Media, la forma de entender la guerra está “muy imbuida” de la tradición coránica, ilustra el experto.
Como sinónimo de “guerra santa” se ha asentado también en otras tradiciones occidentales, como la anglosajona y la francesa. “No es algo completamente incorrecto, porque ha servido para definir regulaciones y prácticas de la guerra”. A un arabohablante del siglo XXI, la palabra le traerá “una fuerte resonancia coránica y religiosa, y le sonará a algo bélico”. Una connotación, la de la guerra, que aunque haya sido la predominante en el tiempo, no agrada a amplios sectores religiosos islámicos porque “a veces sirve para acuñar una visión belicista del islam que a muchos musulmanes no les gusta”, precisa el investigador.