Artículo de Omaima El Abdli, estudiante de Relaciones Internacionales en la Universidad Rey Juan Carlos, e Ibrahim Rifi, periodista y director de comunicación de la Fundación Al Fanar
“Al describir a los hombres musulmanes como violentos y opresivos, y a las mujeres musulmanas como necesitadas de liberación, las viejas construcciones estereotipadas siguen manteniendo el status quo. Parecería que ser libre en realidad significa «ser más como nosotros en Occidente» y tiene muy poco que ver con la libertad real en absoluto. Este enfoque descontextualiza el comportamiento de las mujeres musulmanas, confiando en la suposición de que las mujeres que usan un velo en Europa lo hacen por las mismas razones que una mujer en un estado como Irán o Arabia Saudita, donde enfrentaría consecuencias negativas por no llevarlo.” [1]
Los datos son contundentes en el aumento de la islamofobia en Europa en los últimos años y la percepción negativa la población musulmana. En Francia, el país con la mayor comunidad musulmana de Europa, el 44,5% de la población piensa que el islam es una amenaza para su identidad nacional. Medios de comunicación, entorno político e institucional, cultura de masas, internet, etc. están plagados de ejemplos de discursos y acciones discriminatorias contra la población musulmana de Europa que vienen a afianzar y amplificar esta percepción.
Pero si hay un grupo de estas comunidades que sufren especialmente esta forma de racismo son las mujeres musulmanas o leídas como musulmanas. Y dentro de estas las mujeres que optan por llevar el velo en la UE en cualquiera de sus formas son objetivos identificables, y por consiguiente blancos más fáciles de la discriminación y de los delitos de odio. Los datos así lo constatan: en Bélgica el 63,6% de las víctimas de incidentes islamófobos entre 2012 y 2015 fueron mujeres (según datos de Collectif Contre l’Islamophobie en Belgique) y en Holanda en 2015 esta cifra ascendía al 91% (Meld Islamophobie) cifra que en el caso de Francia se situaba en un 75% en 2017 (Collectif Contre l’Islamophobie en France). En Gran Bretaña, en 2018, según los datos del informe anual de la organización Tell Mama, el 57% de los ataques islamófobos fueron dirigidos contra mujeres siguiendo la tendencia que ya habían denunciaron en años anteriores. Y en Alemania una encuesta desvelaba que el 59% de las mujeres musulmanas que participaron en ella habían sido ofendidas o insultadas.
Pero estas mujeres “identificadas como musulmanas” no solo son víctimas de actos discriminatorios o ataques que no resultan aislados y que afectan a su vida cotidiana (acceso al mundo laboral, acceso a la vivienda, etcétera), sino que las medidas políticas y legislaciones adoptadas a nivel nacional por varios Estados miembros de la UE, pese a los marcos legales europeos que garantizan la no discriminación por motivos religiosos, contribuyen a la normalización y legitimación de esa discriminación afectándolas a distintos niveles, desde su acceso a la educación o al mundo laboral, hasta, por ejemplo, su contribución como madres al contexto en el que se educan sus hijos. Esta tendencia a “institucionalizar” la islamofobia es especialmente grave en Francia, pero también hay leyes discriminatorias en Bélgica, Austria, Países Bajos, etc. Aunque a nivel de discurso son los partidos de extrema derecha los que han normalizado la islamofobia en el discurso político, y también en el debate público, son las formaciones políticas no suscritas a la extrema derecha las que han promovido y aprobado estas leyes islamófobas.
A nivel europeo la justicia no ha hecho sino apuntalar estas leyes y otras medidas discriminatorias con sentencias como las dos que dictaba el Tribunal de Justicia de la Unión Europea el 14 de marzo 2017, en las que respaldaba la prohibición del uso del velo en lugares de trabajo de empresas privadas, en un claro revés a la igualdad y la no discriminación de las mujeres.
El ámbito mejor estudiado es el de la discriminación de las mujeres musulmanas en el acceso al empleo: en Holanda, un 73% de mujeres holandesas de origen afgano con pañuelo manifestaron haber sufrido discriminación frente a un 11% de compatriotas sin pañuelo; en Alemania, solo un 3% de mujeres musulmanas veladas que incluyeron su foto en el cv fueron llamadas a una entrevista; en Bélgica, un 44% de los empleadores reconocieron que el hiyab puede afectar negativamente a la selección de las candidatas.
En el origen de esta islamofobia de género está un imaginario trufado de estereotipos negativos hacia las personas musulmanas en general, y a las mujeres musulmanas en particular, consolidados desde dos púlpitos, por una parte el discurso de determinadas formaciones políticas que fomentan la idea islamófoba de que las personas musulmanas, percibidas como un todo homogéneo, son incapaces de adaptarse a la realidad europea, dando por hecho la inexistencia de musulmanes europeos y vinculando islam y emigración; y por otro lado, algunos medios de comunicación que optan por una construcción reduccionista que erosiona la diversidad social, cultural y económica de las mujeres musulmanas en la que la mujer es percibida como pasiva y víctima de la violencia machista del hombre en el islam, o del fundamentalismo islámico sobre todo en las piezas informativas relativas a terrorismo, prácticas religiosas, violencia de género y el velo. Estamos ante unas prácticas donde se entremezcla el componente islamófobo con discursos sexistas, apuntalados en un sistema que todavía lucha por desembarazarse de su estructura patriarcal que ejerce una violencia sistémica contra la mujer, y doblemente discriminatoria contra las mujeres musulmanas despojándolas de su independencia y libertad para elegir sobre, convirtiéndolo en el centro de una batalla de reminiscencias neocoloniales misóginas.
El informe de ENAR (2016) señala dos principales desafíos que impiden tener una visión completa del estado de la islamofobia de género en Europa. Por una parte está la falta de datos por discriminación segmentadas por criterios étnicos, religiosos o de género; y por otro lado la falta de denuncias por parte de las mujeres afectadas. Las razones para esta infradenuncia son varias, desde el desconocimiento de vías para hacerlo, la falta de confianza en las entidades públicas, el miedo a la victimización, o la normalización de la discriminación. La recogida de estos datos pormenorizados se hace necesaria para avanzar en la lucha contra esta forma de discriminación aunque no garantice la adopción de políticas que acompañen al trabajo de la sociedad civil ni la erradicación del discurso islamófobo a nivel político y social.
Acciones y proyectos contra la islamofobia de género en Europa
- European Network Against Racism (ENAR) es la única red paneuropea contra el racismo que combina la defensa de la igualdad racial y facilita la cooperación entre los actores antirracista de la sociedad civil en Europa. ENAR está respaldado con el Programa de Derechos, Igualdad y Ciudadanía de la Unión Europea. Uno de sus proyectos sobre islamofobia de género es denominado “Muslim women, forgotten women? Understanding the gender dimension of Islamophobia”
- European Forum of Muslim Women
Es una ONG que trabaja y colabora con organizaciones e instituciones europeas y mundiales. Entre sus objetivos principales está representar y promover los intereses de las mujeres musulmanas ante las instituciones europeas e internacionales, y asegurar mejores políticas y regulación para las mujeres musulmanas a nivel europeo y nacional.
Al Nisa, lanzó una campaña destinada a combatir los prejuicios sobre las mujeres musulmanas y, al mismo tiempo, dar un rostro humano al debate social sobre el islam que tiene lugar en los Países Bajos. El objetivo es doble: empoderar a las mujeres musulmanas y fomentar su participación en la sociedad.
El objetivo primordial de esta asociación es ayudar a las jóvenes musulmanas a combatir los problemas y prejuicios de la sociedad, aumentar la seguridad y confianza en ellas mismas e involucrarse en ámbitos políticos, sociales y culturales.
Lallab es una asociación feminista y antirracista cuyo objetivo es hacer oír voces y defender los derechos de las mujeres musulmanas que están en el corazón de las opresiones sexistas, racistas e islamófobas. Estamos trayendo un cambio de paradigma en el sistema político francés para combatir la discriminación. Estamos configurando un mundo en el que las mujeres eligen libremente sus propios caminos de emancipación.
Este proyecto tiene como objetivo la creación de comités nacionales contra la islamofobia sexista, realizar estudios sobre la islamofobia de género, basado en el grupos de discusión formados por las personas involucradas, organización de eventos socioculturales, crear un público joven para una serie web destinada a combatir la islamofobia sexista, y la difusión de una campaña de sensibilización a nivel europeo.
La iniciativa European Muslim Women of Influence (EMWI) celebra los logros de las mujeres musulmanas en los ámbitos sociales con el objetivo de crear conciencia sobre las contribuciones de las mujeres musulmanas a la vida europea, diversificar la representación principal de las mujeres musulmanas e inspirar logros en las diversas comunidades de Europa.
El Consejo de mujeres musulmanas fue desarrollado en respuesta a una serie de conversaciones informales con mujeres musulmanas de todo el distrito de Bradford y con figuras femeninas musulmanas clave de todo el Reino Unido durante varios años. En 2009 se realizó un estudio de viabilidad que identificó la necesidad de establecer una estructura regional liderada por mujeres musulmanas.
Este proyecto gravita en torno al racismo, xenofobia y discriminación contra las mujeres musulmanas y de forma especial contra refugiadas, que son uno de los grupos más vulnerables que sufren islamofobia. El proyecto se centra en el empoderamiento, apoyo y protección de mujeres musulmanas que se han visto afectados por hechos de intolerancia y de forma especial discurso de odio.
El proyecto pretende involucrar a los jóvenes de la comunidad islámica de Italia y aumentar su nivel de conciencia, para que se enfrenten a la islamofobia sensibilizando y promoviendo la denuncia a las autoridades públicas de los episodios de islamofobia sufridos. Para ello, los jóvenes serán formados en el uso de herramientas y habilidades útiles para informar a las comunidades y orientar a las víctimas de discriminación. Se organizará el primer Foro Internacional de la Juventud contra la Islamofobia.
[1] N. Mustafa, “Muslim Women don’t need saving. Gendered Islamophobia in Europe”, TNI, 10 December 202. Disponible en: https://www.tni.org/files/publication-downloads/gendered_islamophobia_online.pdf