Artículo publicado por Canada´s Centre for Digital and Media Literacy
La cobertura mediática de los temas relacionados con el islam ha cambiado dramáticamente desde el inicio del nuevo milenio, tanto en cantidad como calidad. Los eventos del 11 de septiembre de 2001 pusieron el islam en el foco mediático mundial: no solamente aumentó drásticamente la cobertura del islam, especialmente en los medios informáticos y de entretenimiento, sino que también cambió la forma en la que los medios de comunicación enmarcaron esa religión
La «Guerra contra el terrorismo», encabezada por los estadounidenses, provocó un aumento en la islamofobia (temor u odio del islam) alrededor del mundo. Este aumento en la islamofobia se reflejaba a su vez en la forma en la que los medios de comunicación abordaban y estereotipaban a las poblaciones musulmanas. Mientras algunos medios enmarcaban positivamente y de forma deliberada la cobertura del islam en una tentativa de contrarrestar la islamofobia, muchos de los retratos de las personas musulmanas hechos en prensa contribuyeron a la formación de nocivos estereotipos sobre el islam y los musulmanes.
El estereotipo más frecuente es el del insurgente musulmán radical empeñado en hacer la yihad, o guerra santa, contra Occidente. Este estereotipo representa la violencia como algo inherente al hecho de ser una persona musulmana, y el uso de la religión como justificación de actos violentos.
Un ejemplo de este tipo de estereotipo lo representa personaje de Sayid Jarrah en la serie Lost (Perdidos) de ABC. Jarrah, el único personaje central musulmán de la serie, trabajaba para la Guardia Republicana iraquí y con frecuencia aparece usando la tortura para sacar información a los prisioneros. Se tiene cuidado en que se vea que ahora Jarrah es miembro de un escuadrón anti-terrorista, y por lo tanto no es un terrorista, pero sus acciones aparecen de continuo como inherentemente violentas. Por ejemplo, Jarrah usa la tortura para sacar información a sus compañeros náufragos en momentos de conflicto social. Estas cuestiones violentas se consolidan a lo largo de las seis temporadas de la serie, y las experiencias de Jarrah suelen enmarcarse en el contexto de su lucha personal por escoger entre la violencia y la no violencia. Otro ejemplo del estereotipo del «musulmán radical» aparece en la cobertura mediática canadiense del caso de terrorismo de los 18 de Toronto. Tras la detención de 18 hombres que estaban en contacto con presuntas actividades terroristas, reportajes mediáticos fueron uniformes al retratar los mismos temas: el terrorismo erauna verdadera amenaza, los jóvenes canadienses se estaban convirtiendo en musulmanes radicales en las mezquitas y en Internet, y la policía de Canadá apenas había evitado un ataque terrorista mortal.
Otro estereotipo mediático aparece en los retratos de las mujeres musulmanas. Las mujeres musulmanas occidentales a menudo son representadas o bien como víctimas pasivas del poder masculino que les es impuesto, o bien como feministas fuertes que se oponen a ese poder y que luchan contra él desde una posición de desventaja. Los medios de comunicación a veces critican el islam por marginar a las mujeres y por conceder una cantidad desproporcionada de poder a los hombres. La aceptación del islam se equipara a la renuncia de la igualdad por parte de las mujeres, y los derechos de las mujeres son considerados incompatibles con la libertad de religión. Como resultado de esa concepción, las palabras más usadas para describir a la mujer musulmana por parte de los periodistas y los políticos son: «segregada», «golpeada», «insultos», «velo», «libertad», «religión», «odio», «derechos humanos» y «extremismo». En los dramas criminales como CSI (Escena del crimen) o Criminal Minds (Mentes criminales), las mujeres musulmanas suelen aparecer representadas como víctimas de la violencia doméstica que ejercen los hombres. Las apariciones de las mujeres en películas o series de televisión policiales a menudo son limitadas por un hombre que afirma que es él quien está al cargo.
Aunque algunas mujeres musulmanas elijan observar jerarquías patriarcales tradicionales, muchas otras aplican esas enseñanzas de forma selectiva y viven con total independencia. El estereotipo que da por hecha la marginación de las mujeres musulmanas no tiene en cuenta la diversidad de experiencias de las mujeres musulmanas y coloca ideales occidentales de género y poder en una religión no occidental.
Las representaciones equilibradas del islam existen. El retrato del islam en Little Mosque on the Prairie (La mezquita de la pradera), centrado en una comunidad musulmana en Saskatchewan, ha recibido el elogio uniforme de la crítica y ha ayudado a romper algunos de los estereotipos comunes sobre la comunidad musulmana. Otra representación positiva del islam es la del personaje Dust de X-Men, una mujer musulmana fuerte que practica el islam mientras lucha junto a sus compañeros X-Men.
Como la representación mediática del islam ha cambiado drásticamente en la última década, es necesario ver cómo esas representaciones han contribuido en la formación de la opinión pública sobre el islam. Aunque solamente una minoría de los niños tiene opiniones prejuiciosas o racistas con respecto al islam, una mayoría percibe a las personas musulmanas como extranjeras y ajenas, lo que alimenta la idea que el islam es una amenaza para la cultura occidental y que las personas musulmanas no encajan en cómo la sociedad occidental «debería» ser.
Artículo traducido del inglés por Bethany Sullivan en el marco de unas prácticas curriculares realizadas en virtud de un acuerdo de la Fundación Al Fanar para el Conocimiento Árabe y el Máster Universitario en Traducción Profesional de la Universidad de Granada.