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Sobre las mujeres y los dioses: cómo se reunieron tres mujeres clérigos

Artículo publicado originalmente en The Markaz por Laëtitia Soula

Si el mundo pasado y presente está desgarrado por las luchas religiosas, algunas mujeres encuentran la fuerza en la unidad y deciden trabajar juntas para hacer oír su voz. Es el caso de Kahina Bahloul, Emmanuelle Seyboldt y Floriane Chinsky, imán, pastora y rabina respectivamente, que han escrito un libro titulado Des femmes et des dieux (Las mujeres y los dioses), publicado por Les Arènes (2021).

La islamóloga franco-argelina Kahina Bahloul fue la primera mujer imán en Francia. La pastora Emmanuelle Seyboldt es la primera mujer que preside el consejo nacional de la Iglesia Protestante Unida de Francia, y Floriane Chinsky es rabina ordenada en el Instituto Schechter de Estudios Judíos de Jerusalén. ¿Qué las unió a las tres? Su decisión de enfrentarse al patriarcado escribiendo un libro que aúna feminismo, espiritualidad y religión, en el que hablan de los obstáculos personales a los que se han enfrentado, junto con recetas para mejorar la sociedad.

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Les femmes et des dieux está publicado por Les Arènes.

«Las mujeres deben hablar»

Kahina Bahloul afirma que las mujeres «pueden y deben hablar. Podemos decir que estamos en un país democrático, que las mujeres han adquirido un cierto estatus social, pero observo que a menudo permanecen en los márgenes, especialmente en el mundo empresarial. Han ocupado esta posición marginal hasta tal punto que ya no se atreven a volver al centro de la acción. Está anclado en nuestros comportamientos femeninos, de forma inconsciente, en cada gesto de la vida cotidiana. Aunque vivamos en Francia, en Europa, siempre existe el riesgo de retroceder, por desgracia. El mensaje que queremos enviar es que debemos estar muy atentos», añade Bahloul durante una entrevista con TMR.

«Un punto importante es implicar a los hombres en esta vigilancia, ante posibles retrocesos en los derechos de las mujeres. Pueden existir marcos favorables que nos permitan avanzar», explica Floriane Chinsky. «Como ejemplo, puedo atestiguar que en el seminario rabínico al que asistí en Jerusalén, había estudiantes varones que eran más feministas que algunas de las mujeres. Algunos de los compañeros de estudio necesitaban que los hombres lideraran la igualdad feminista. ¡Es un honor! En el libro, nos planteamos la cuestión de si el lugar de las mujeres socava el honor de la comunidad, porque ese es un argumento que puede haber jugado. Yo diría que corresponde a las mujeres y a los hombres considerar el lugar de la mujer como normativo, que es un honor que podamos ser iguales entre nosotros. Una de las cosas que aprendí [en el proceso de escribir este libro] es que la Iglesia Protestante Unida de Francia funciona con un 50% de mujeres».


«Un nuevo viento de vida»

Para Emmanuelle Seyboldt, el objetivo del libro es «demostrar que ser creyente no es un obstáculo sino un estímulo para el compromiso y la participación de las mujeres en la vida». El libro es una oportunidad para contar la historia de sus caminos y lo que surgió de su encuentro. El origen de sus vocaciones, el cuestionamiento del patriarcado que impregna las religiones y tradiciones, lo que dicen los textos sobre la cuestión feminista o el lugar del cuerpo son temas que abordan.

Es reconfortante ver que las mujeres progresistas y los líderes religiosos abordan los principales problemas de la sociedad con una mentalidad abierta y con espíritu de diálogo. Así se intercambian ideas, se articulan convicciones y cada uno descubre los códigos de los demás y les da el espacio para expresarse.

Para Bahloul, el reto es insuflar en el proceso «un nuevo viento de vida, porque a menudo tendemos a considerar las religiones como fenómenos polvorientos y anticuados. La idea es revivirlas y plasmar en el siglo XXI una forma de iluminar esas religiones, de interpretar los textos, con un método femenino, por supuesto. Lo que marca la diferencia entre el pensamiento medieval y el actual es que las mujeres tenemos todas las herramientas para hablar, para hacernos un hueco en las religiones y darles vida».

Según la islamóloga, «preguntar si los textos religiosos son feministas o misóginos es una cuestión de deshonestidad intelectual. En primer lugar, es completamente anacrónico. El texto coránico es un reflejo de la sociedad musulmana de la península arábiga en el siglo VII. Para entenderlo, hay que ponerlo en contexto, de ahí la importancia de la lectura histórico-crítica».

Los autores proponen, por tanto, rechazar la tesis de una esencia femenina preestablecida y recordar que cada persona se define por sus opciones de vida, cuestionando los preceptos de ciertas tradiciones religiosas y rechazando la relación superioridad-inferioridad, en favor de la complementariedad.

El mismo salario por el mismo trabajo

Cuando se le pregunta por las principales reivindicaciones de las mujeres, Seyboldt admite que le choca la desigualdad salarial: «Me ahogo cada vez. ¿Cómo es posible que hombres y mujeres no reciban el mismo salario por el mismo trabajo? No entiendo por qué tenemos que seguir hablando de ello», dice.

Es una desigualdad que podría reconducirse a la del cuerpo, tema que los autores afrontan en Mujeres y Dioses. Y es bastante sorprendente ver que las autoras devuelven ese cuerpo a una promesa y no a una condena, recordando que es precisamente el cuerpo de la mujer el que suele plantear un problema. ¿Cuántas discusiones, controversias y polémicas se han suscitado por un cuerpo que ya no pertenece a la mujer, sino al propio patriarcado?

(…)

Se puede leer el artículo completo en The Markaz

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